Otro fin de semana en
Salamanca. Aburrido de correr por los caminos de zahorra de las afueras me
decido a hacer una visita que tengo pendiente con la sierra de Candelario,
concretamente decido subir al canchal de La Ceja y al Torreón desde la plataforma del
Travieso. El camino está bastante marcado pero nunca he hecho el recorrido
desde este lado de la sierra así que dedico un rato de la tarde del viernes a
buscar por internet rutas que haya hecho alguien y a ver el tiempo que me espera para el
sábado. En principio estará nublado pero sin mucha probabilidad de lluvia. Me descargo un par de rutas al móvil y otra en el reloj por si las moscas. Preparo
la mochila para el día siguiente y a esperar que haga buen tiempo.
Sábado por la mañana.
Mientras desayuno se pone a llover. Empezamos mal. Salgo de
Salamanca bajo la lluvia con un día bastante gris y las nubes muy bajas. A lo
largo de la autovía la cosa no mejora. Tramos con bastante niebla, bastante
lluvia y nubes muy bajas tapan las montañas de la sierra de Béjar. Llego a
Candelario sobre las 9:45 y la niebla no deja ver la sierra. Al menos parece
que ha dejado de llover y que las nubes comienzan a levantarse. Quizá a lo largo de la mañana la cosa mejore. A las 10:00 me
cambio y comienzo el ascenso desde la Plataforma del Travieso. Por encima de mi
solo veo niebla y comienza a caer una suave llovizna pero después de una hora
de camino no voy a volver a casa con las manos vacías.
Es hora de empezar a subir mientras el tiempo lo permita.
El primer tramo es bastante
técnico y hay mucha piedra suelta. El camino es prácticamente vertical por un camino de roca suelta entre
los carabones y asciende, atravesando la niebla, hacia la cuerda de El Calvitero.
Después de unos 20 minutos subiendo me encuentro con un grupo de chavales que
salieron un rato antes que yo. El tiempo no acompaña y la conversación es
breve, no saben si seguirán subiendo. Comienza a llover un poco más. Continúo
con la ascensión. El camino sigue siendo bastante técnico pero muy bien
marcado por lo que subo bastante confiado en poder volver sin problemas, a pesar
de la niebla, si las cosas se ponen peor.
Ya en la cuerda de El
Calvitero me encuentro con otro grupo de montañeros que atraviesan el arroyo
del manantial. Un poco más arriba decido parar a ponerme el chubasquero pues
comienza a llover con más intensidad y, después de cruzar unas palabras con ellos, continúo mi camino hacia el Calvitero. El camino se vuelve más tendido
y menos técnico y puedo permitirme correr más constantemente. La lluvia y la niebla,
acompañadas de un intenso viento helado se encargan de endurecer las condiciones. En
un día claro las vistas ayudarían bastante a disfrutar de esta ruta pero hoy tengo
que conformarme con superar el reto de unas malas condiciones en una
ruta que no conozco.
Durante el tramo de subida
debería encontrarme con el Calvitero (que no es un pico en sí sino más bien un
conjunto de rocas con un monolito de piedras dedicado a una virgen y un buzón de metal) pero,
después de salirme del camino varias veces intentando encontrarlo sin suerte
debido a la niebla, llego al final de la subida de la cuerda sin encontrarlo. Continúo por un pequeño tramo de bajada que me lleva a un cruce de
caminos. A mi izquierda, dejo el valle de las Lagunas del Trampal. A
partir de aquí conozco el camino, al menos lo conocería en un dia soleado, ya que hace poco subimos a La Ceja
y al Torreón desde estas lagunas. Vuelvo a sentirme confiado a pesar de que la
niebla no me deja ver más allá de unos 50-100 metros y que el tiempo empeora.
Durante el tramo de subida a
La Ceja comienza a llover con algo más de fuerza y el viento
se vuelve más fuerte al ser la parte más alta del recorrido y estar completamente expuesta. Pierdo de
vista los hitos y me pierdo por primera vez. El reloj me avisa de que estoy
fuera de ruta y no veo un camino marcado por ningún lado pero, después de dar unas cuantas vueltas, consigo encontrar el pequeño cohete metálico que marca la cumbre
de La Ceja. Aprovecho para sacar un par de fotos en el primer “checkpoint” de
la ruta mientras comienza a llover con fuerza y el viento se vuelve más
intenso. En estas condiciones se hace incómodo estar en la cima y apenas se puede ver nada así que
enseguida me pongo en camino hacia el Torreón. En cuanto bajo un poco el viento se
calma y puedo correr tranquilamente siguiendo de nuevo los hitos bajo la
lluvia.
Llego a las agujas de
Hoyamoros y, lamentablemente, tengo que conformarme con unas fotos que apenas
dejan ver nada debido a la intensa niebla que se sube arrastrándose por las
rocas. Continúo mi camino descendiendo hacia el Paso del Diablo, la parte más “peligrosa”
de la ruta ya que las rocas están muy mojadas y algunas resbalan bastante.
Debido a la niebla, o quizá a un fallo de orientación, termino bajando por un paso
más bajo que el de la cadena pero llegando igualmente al Torreón.
Al fin veo la inconfundible
torreta entre la niebla, que ahora es bastante espesa. Hace mucho aire
y frio y, además, estaba empezando a llover bastante de nuevo. Al haber bajado
sujetándome con las manos a las rocas mojadas para evitar resbalones en la bajada de antes
del Torreón tenía los guantes empapados y se me estaban quedando las manos
heladas. Decido comer un poco y beber algo y ponerme cuanto antes en camino para la
vuelta por si las condiciones empeoran.
En la vuelta si que
aprovecho la cadena del Paso del Diablo para trepar hasta el otro lado. Las rocas
resbalan bastante así que la siguiente zona de bajada entre las rocas la hago bastante despacio poniendo
mucha atención para evitar algún susto. La posibilidad de
un accidente en estas condiciones, aquí arriba y yendo solo, me impone bastante
respeto. Por fin llego a la subida de tierra y puedo relajarme un poco. Ahora ya
solo hay que poner el piloto automático y dejarse llevar de vuelta.
Llego de nuevo a
la falda de La Ceja y dejo a mi derecha el valle de las Lagunas del Trampal. Es una pena no poder gozar de todas las vistas que me estoy perdiendo. A
veces se deja ver, tímidamente, la claridad del sol entre las nubes y la niebla pero rápidamente comienza a llover bastante de nuevo. Noto el aire frio y húmedo golpeándome
en la cara pero ya solo queda volver. Sigo los hitos y me cruzo con varios
grupos de montañeros que aparecen de repente entre la niebla y continúo mi camino. Llego de nuevo a la zona de bajada de la cuerda del Calvitero y, de nuevo, paso sin verlo. Bajando, esta zona
se hace más técnica, incómoda y larga aún, con mucha piedra suelta y resbaladiza debido a la
dificultad añadida de las condiciones climáticas que me he encontrado.
En el último tramo de bajada, cerca ya de la Plataforma del Travieso, son numerosos
los pequeños senderos que atajan los zig-zags para unirse todos en torno al camino
principal. Bajando por esta intrincada red de pequeños senderos me
cruzo con un par de montañeros que ascienden entre la niebla y, aún no sé muy
bien por qué, decido salirme de mi camino para continuar
por el que ellos subían con la mala suerte de que termino perdiéndome entre la
niebla y acabo atravesando un mar de carabones y bajando por un arroyo buscando la plataforma. Después de un rato, al no encontrar
ningún hito con el que guiarme, tengo que tirar de móvil y usar el GPS para
llegar a la plataforma (resulta que estaba a unos 100m). Habrá que darle las
gracias a las nuevas tecnologías por sacarnos de estos apuros.
A pesar de la calada y de la
escasa visibilidad (yo iba con la idea de empaparme de preciosas vistas de alta
montaña durante todo el recorrido) me vuelvo para casa contento. Ha sido una
salida muy diferente a lo que me esperaba pero quizá más enriquecedora debido a las
malas condiciones climatológicas. Habrá que repetirla con buen tiempo, o quizá
con nieve… quién sabe.
- Enlace al track de la ruta: TRACK
- Enlace al álbum de fotos: FOTOS
- Videos de la zona de La Ceja:
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