Después de un tiempo sin plasmar mis aventuras y
desventuras deportivas recupero las buenas costumbres y vuelvo para quedarme
(espero). Han pasado casi dos meses desde mi última noticia en el blog. Mi
nueva situación laboral, la campaña de recolección de cerezas en Jerte (pieza
clave de la economía familiar) y el calor veraniego me han mantenido apartado
de este “cibermundo”. A pesar de no plasmar aquí mis entrenamientos y retos no
he parado de entrenar y durante la campaña de cerezas dedicaba el poco tiempo
que tenía, un dia si y otro no, a salir a correr un poco, aprovechando las
circunstancias que me mantenían en este pueblo en el que tuve la suerte de
crecer, desgastando sus caminos una y otra vez para mantener la forma que tanto
me había costado conseguir. Aúnque pueda parecer curioso mi estado de forma
durante la campaña de cerezas ha sido bastante superior al que he tenido esta
última semana en la que puedo decir que estoy oficialmente de vacaciones. No se
si podría considerarse sobreentrenamiento y que, sencillamente, el cuerpo está
pidiendo un descanso pero esta semana pasada he decidido bajar un poco el ritmo
de entrenamientos para recuperar fuerzas con vistas al sábado. Bien, pues es
hora de retomar la buena práctica de contaros mis aventuras y qué mejor momento
que recordando el último entrenamiento-reto que he realizado con algunos amigos
(Pérez, Susi y Javi) y que ha consistido en hacer cima en el Almanzor (2592 m)
corriendo desde la plataforma de Gredos.
La aventura comenzó a las 5:30h de la mañana cuando el
Pérez y yo salimos de Jerte y nos reunimos con Susi y Javi en Tornavacas
para salir juntos hacia la Plataforma de Gredos. A las 7:00, aproximadamente,
llegamos a nuestro destino, nos cambiamos, dejamos atrás los coches y
comenzamos la subida por la calzada que nos llevaría poco a poco hacia Los
Barrerones donde daríamos vistas a la Laguna Grande de Gredos y al Almanzor.
Susi iba delante marcando el ritmo. Al principio no me resultó complicado
seguir el ritmo pues la verdad es que no era muy fuerte pero mis piernas, poco
a poco, empezaron a dejarse llevar por el cansancio acumulado en esta última
semana de baja forma y tuve que comenzar a andar algún tramo antes de la Fuente
de los Cavadores, nuestra primera parada. El grupo de cabeza, formado por Susi
y Javi, comenzó a tomar distancia y nosotros tuvimos que coger un nuevo ritmo,
más lento, para el ascenso. Después de recuperar fuerzas, echar un traguillo de
agua y echar unas fotos a un grupo de cabras monteses que nos miraban a lo
lejos reemprendimos la marcha.
Ahora, en la subida, había dos ritmos, el que marcaban
Susi y Javi y el nuestro, que teníamos que conformarnos con seguirles de lejos
intentando que no se escaparan demasiado. Poco a poco coronamos la subida y el
amanecer teñía de color oro, a lo lejos, la cumbre del Almanzor. Después de
reagruparnos comenzamos el descenso hacia la Laguna Grande por Los Barrerones
con un ritmo tranquilo pero constante. Las piernas agradecían la bajada aunque
es una bajada bastante técnica y hay que mantener los ojos bien abiertos para
evitar accidentes innecesarios. Aún nos quedará lo más duro cuando lleguemos al
refugio. Después de una breve parada en la fuente de Los Barrerones seguimos
corriendo por la orilla de la laguna hasta el refugio Elola a los pies del
Almanzor, donde aprovechamos para un último descanso, sacar una foto de grupo y
prepararnos para la subida.
Comenzamos el ascenso corriendo durante los tramos en
los que se puede y andando o trepando lo más rápido que nuestras piernas lo
permiten en los tramos en los que correr es imposible. Javi en cabeza, seguido
por Susi y más atrás Pérez y yo siguiéndoles. La primera parte de la subida es
bastante cómoda y podemos permitirnos correr en algunos tramos. Poco a poco nos
adentramos hasta la Hoya Antón siguiendo los hitos que nos llevan hasta la
Portilla Bermeja. Aquí correr ya es imposible y toca trepar por los canchales a
cuatro patas. Las piernas empiezan a cargarse y, a pesar de no ser un gran
esfuerzo para el corazón y los pulmones, el ascenso por la pedregosa Portilla
Bermeja comienza a hacerse más lento debido a la falta de fuerzas en los
cuadriceps.
Javi y Susi se escapan a lo lejos y nos esperan en el
rellano donde normalmente se encuentra el nevero y donde nos desviamos a la
derecha para seguir ascendiendo por un tramo menos pedregoso pero más pendiente
y resbaladizo en el que adelantamos a algunos montañeros que han salido del
refugio para hacer cumbre. Seguimos ascendiendo la resbaladiza ladera hasta
llegar a la Portilla del Crampón donde nos reagrupamos. Allí una fría niebla
nos recibe con los brazos abiertos. Aprovechamos para ponernos algo seco y dejar
las mochilas. Desde aquí podemos ver el hermoso paisaje que tenemos a ambos
lados de la cumbre, al menos lo que la niebla nos permite ver.
Hace frío y decidimos realizar un ascenso rápido hasta
la cima del Almanzor. Los últimos metros de ascensión son los más técnicos y,
prácticamente, hay que escalar por las rocas para alcanzar la cima. Tengo que
admitir que las alturas y yo no nos llevamos muy bien y que mi reto, realmente,
era este último tramo pero con paciencia y gracias a la ayuda de mis compañeros
consigo llegar hasta la cima. Es momento de disfrutar y de sacar unas fotos.
Hemos empleado una hora y 45 minutos en hacer cima. No está nada mal.
Debido al frío y la niebla y a que Javi y Susi no
pueden quedarse mucho tiempo comenzamos la bajada. El momento de mayor tensión
para mi. Lo que más “respeto” me da no es subir, sino tener que bajar. Los
primeros metros hasta la Portilla del Crampón se me hacen más fáciles de lo que
pensaba y, sin darnos cuenta, estamos bajando por la pedregosa barrera de
vuelta hacia la laguna. Javi y Susi se adelantan, pues tienen prisa por volver,
y el grupo se disuelve. Les vemos alejarse poco a poco mientras nosotros realizamos
un descenso más tranquilo. Las piernas se cargan en la bajada que se hace
bastante larga y dura debido al mal piso y a las constantes frenadas y
saltos.
Terminando la bajada por la Portilla Bermeja
escuchamos unas voces que nos llaman. Son Luis y Fátima que también realizan la
subida al Almanzor, aunque ellos van andando. Nos tomamos un pequeño descanso
para saludarles y charlar con ellos. Después de la foto de rigor cada uno sigue
su camino, a ellos les queda un largo ascenso y a nosotros todo un camino de
vuelta hasta la plataforma que realizaremos corriendo desde aquí.
Llegamos de nuevo al refugio Elola y, sin parar,
recorremos la orilla de la laguna pensando en la larga subida que, muy
posiblemente, se nos va a atragantar dentro de poco. Nos cruzamos con los
senderistas de Tornavacas y, un poco más adelante, con los senderistas de Jerte
que también realizan la subida al Almanzor. Durante la subida por Los
Barrerones nos cruzamos con numerosos grupos de personas. Es hora punta en
Gredos, se nota que es fin de semana. Continuamos la subida corriendo y andando
a un ritmo bastante bueno a pesar de que las plantas de los pies ya piden
clemencia de tanto saltar de piedra en piedra y las piernas están ya muy
cargadas.
Después de una larga subida coronamos la cima y
recibimos con alegría el llano que nos llevará a la bajada. Durante la bajada,
con cada pisada sobre las piedras de la calzada, la planta de los pies se
resiente y las piernas empiezan a rendirse al cansancio. Seguimos cruzándonos
con numerosos grupos de personas que realizan el ascenso o que se toman un
descanso a un lado del camino. Casi parece que la bajada es más larga ahora que
en la subida. El sol empieza a calentar en los últimos kilómetros de bajada y
empiezan a aparecer nubes que, por la tarde, descargarán un buen aguacero.
Llegamos al coche, con los pies y las piernas bastante doloridos, en 3 horas y
cuarto (en movimiento). Es un gran tiempo, habíamos calculado mal. Reponemos
fuerzas con un bocadillo y volvemos para Jerte.
La experiencia ha merecido el madrugón y el dolor de
piernas. Deseando el próximo entrenamiento/reto que nos llene de nuevo el
depósito de ganas y de ilusión toca volver a la monotonía, a los entrenamientos
más comunes para mantener la máquina engrasada y a compaginar las zapatillas
con los pedales, a desgastar los caminos de los alrrededores de Jerte y su
maravillosa Reserva Natural.
Hasta la próxima!!
- Enlace al track de la ruta: TRACK
- Enlace al álbum de fotos: FOTOS
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