lunes, 11 de junio de 2012

V Carrera Pencona. Mi primera Pencona:


Domingo 10 de Junio de 2012, después de una hora y pico de viaje llegamos a Aldeanueva de la Vera con la hora más bien pegada al culo pues faltan poco más de 30 minutos para que dé comienzo la V Carrera Pencona, mi primera Carrera Pencona. Vamos a recoger los dorsales y hay una cola bastante grande. Llegan las 8:15h, faltan 15 minutos para empezar y aún no los hemos recogido. Hay que olvidarse de calentar o conformarse con dar pequeños saltos sobre los pies y estirar un poco las piernas. Por fin tenemos los dorsales. Vamos a cambiarnos rápidamente al coche y al final la carrera comienza a las 8:40h. En mi cabeza una mezcla de emoción e intriga. La Pencona tiene fama de ser una de las carreras más duras de Extremadura. También es la más técnica, eso me gusta, es más de mi estilo. Ante todo siento nervios y respeto.


Salimos corriendo por las calles del pueblo en los primeros metros. Me doy cuenta de que no he encendido el GPS cuando hemos empezado, tampoco me he puesto el ya mítico buff de los fuegos para evitar que me resbale el sudor por la frente. La sensación de que, con las prisas, pueda haberme dejado demasiadas cosas en el tintero me pone algo nervioso pero ya no hay vuelta atrás. Me pongo a rueda de Miguel y Javi y sigo sus pasos por las calles de Aldeanueva. Llegamos a una pequeña bajada que nos adentra en una trocha por las fincas de cerezos de la localidad. Empiezo a quedarme atrás pero sigo los consejos que me han dado antes de empezar y sigo mi propio ritmo. La primera parte de la subida es cómoda, por pista, pero muy larga y de postre tenemos uno o dos kilómetros de subida vertical que nos llevan a la parte más alta de la carrera. Hay que guardar fuerzas para lo que está por llegar.


Continúo por la trocha que recorre las fincas de cerezos y rompo a sudar a pesar de no ser un día extremadamente caluroso. Noto mis piernas cansadas, como sin fuerzas y siento deseos de parar para andar un poco. Siempre me pasa esto los primeros 20-30 minutos de carrera así que decido ignorar estos deseos y continúo corriendo, concentrado en mi respiración, con ritmo lento pero constante. Me animo a mi mismo pensando que debo estar entre los 50 primeros y si mantengo ese ritmo habrá mucha gente que se quede atrás cuando se rindan al engaño de su mente y se abandonen a andar. Con estos pensamientos llego al primer avituallamiento, en mitad de la subida de la pista. Aprovecho para echarme agua por encima para refrigerarme un poco y bebo un vaso de agua. Continúo subiendo con mi ritmo lento pero machacón y empiezan a pasarme algunos corredores, aunque esta vez son pocos los que me pasan comparando con anteriores carreras. Cuento unos 5 corredores que me adelantan en esta segunda parte de subida. Llega un llano y aprovecho para alargar mi zancada y recuperar los metros perdidos. Al final del llano una pequeña subida que nos sitúa en el segundo avituallamiento. Abandonamos la pista para comenzar la subida por un pequeño sendero que terminará en la famosa trocha vertical de unos 2 kilómetros en la que, trepando entre canchales, ascenderemos a la parte más alta de la carrera. Esta zona hay que hacerla andando y trepando por las rocas, agarrándose a los salientes y a la vegetación para poder ascender. Es espectacular. Aprovecho para mantener el ritmo de subida de Suso y algún otro corredor de Plasencia.

Al final de la subida vertical podemos volver a correr durante medio kilómetro por un sendero bastante técnico que nos deja en las praderas de montaña llenas de arroyos, agua y barro donde corremos campo a través. La subida hace mella en algunos de los corredores que tengo por delante y aprovecho para recuperar puestos corriendo todo lo rápido que permiten mis piernas por los arroyos y el pasto. Siguiendo las balizas entre los carabones consigo adelantar a unos 7 u 8 corredores antes de llegar al tramo de bajada. La bajada es también muy vertical y complicada debido a la vegetación. Apenas se ve el camino y con las prisas de recuperar puestos tengo un leve tropezón y mi rodilla se resiente. Recuperado de la caída continúo bajando saltando entre los carabones e intentando no tropezar más. Después de un par de kilómetros de bajada llego al tercer avituallamiento, aprovecho para tomar algo de bebida isotónica y comer un poco antes de ponerme en marcha de nuevo. Por delante casi la mitad de la carrera pues aún estamos en el kilómetro 15. Continúo con grandes zancadas por la bajada de pista forestal que tengo por delante. Cuando llego al final de la bajada mi rodilla empieza a avisarme de que no está para muchos trotes después de tanta frenada.


Ahora la pista cambia su inclinación y empieza a subir. Es una subida bastante tendida pero, después de la dura bajada, las piernas no responden como esperaba y en algunos tramos tengo que rendirme y ascender andando para recuperar fuerzas. Hace bastante calor y tengo tanta sed que tengo que pararme a beber en los tres arroyos que cruzamos en la subida. Finalmente llegamos a una zona llana que desemboca en un sendero bastante técnico que nos lleva al cuarto avituallamiento. Paro a beber un par de vasos de agua y cojo algunas gominolas para el camino por si me hacen falta. Continuamos corriendo por el sendero que, poco a poco, se vuelve más técnico aún. Mi rodilla sufre los resbalones y tropiezos. Cruzamos la garganta, continuamos por una zona de barro a la orilla de un caño y terminamos por llegar a la zona de la carrera que transcurre por la Ruta de Carlos V. Aquí la rodilla ya me pide parar a gritos. Faltan unos 5 kilómetros y no me queda otro remedio que continuar cojeando e intentando cargar todas las frenadas sobre la pierna derecha. Los pies, que han realizado la bajada totalmente mojados, empiezan a arderme como si estuvieran creciéndome varias ampollas. Este último tramo se me va a hacer muy duro. Ya queda poco.


La bajada por el camino enlosado con contínuos cambios de dirección y saltos castiga mi rodilla y cada vez puedo ir menos deprisa. Los corredores que llevaba detrás van dándome alcance y tengo que apartarme a un lado para darles paso. Apenas puedo correr pero no quiero perder más puestos. Ya he perdido mucho tiempo durante toda esta zona de bajada por culpa de la rodilla. Intento olvidar el dolor y dar zancadas más largas pero es imposible. Cada vez me duele más y lo peor es que siento como la pierna se queda sin fuerzas lo que me provoca varios tropezones que a punto están de acabar con mis huesos por el suelo. Me resigno y decido terminar los dos últimos kilómetros de carrera al ritmo que la pierna me permita. Después de todo no puedo hacer otra cosa. Me pasan varios corredores más. Me enfado conmigo mismo pues sigo perdiendo tiempo y puestos. Continúo bajando. Me encuentro con el Pérez que está sacando fotos de todos los corredores en el tramo final de carrera. Me habría gustado salir en la foto saltando como un rebeco pero tengo que conformarme con justificar mi lentitud y mi cojera y seguir bajando hacia la meta. Finalmente llego al puente de Aldeanueva. El gentío grita y aplaude animando a los que terminamos en pie esta aventura. Termino, casi sin poder correr, los últimos metros por la orilla del rio y la parte baja del puente y subo el último repecho que me deja en el puente y en la meta. Me cuesta bastante andar pero he conseguido terminar mi primera Pencona y, a pesar de los dolores que me han hecho perder muchas posiciones y mucho tiempo estoy contento con el resultado (2 horas y 43 minutos). 


Ahora toca disfrutar de esa adictiva limonada, de la amabilidad de los colaboradores, de un remojón de piernas en las heladas aguas de la piscina natural, comentar la jugada con los compañeros y recoger el premio de Susi siendo segundo en su categoría (además de la mochila de Javi). Despedida de la Copa de Extremadura de Carreras por Montaña hasta el mes de septiembre. Ahora toca centrarse en la campaña de cerezas. No podíamos tener una mejor despedida. Larga vida a la Pencona. Enhorabuena a la organización y pronta recuperación a los que tuvieron que abandonar por el camino.

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sábado, 9 de junio de 2012

Pequeño descanso cerecero:


Ante la perspectiva de la V Carrera Pencona (mañana a las 8:30 de la mañana en Aldeanueva de La Vera) el fin de semana se presentaba tranquilo y sin perspectivas de castigar las piernas lo más mínimo. El plan era acostarse pronto el viernes, coger cerezas el sábado y pronto a la cama para llegar temprano a Aldeanueva, recoger los dorsales, calentar un poquillo y comenzar la aventura Pencona. Por problemas técnicos los planes del sábado por la mañana han sido otros y, ante la imposibilidad de coger cerezas e incapaz de vencer el mono montañero que me invade cuando estoy por el pueblo, he decidido que sería buena opción dar un paseo con la bici y sacar unas cuantas fotos. Me servirá para estirar las piernas y mantenerlas en forma para mañana sin hacerlas sufrir demasiado.


Sin madrugar en exceso, pues la intención es hacer una ruta corta, me pongo en camino a las 10 y media de la mañana más o menos. La ruta en mente es subir hasta el refugio y bajar por el sendero hasta Los Pilones y quizá empalmar con Las Porras de Cabezuela por el camino del Chorrero de La Virgen. Ya se verá. Empiezo a subir por Los Sotos tranquilamente, disfrutando del paisaje y de mañana que se me ha presentado con una temperatura inmejorable. Después de pasar por los Tres Cerros y llegando al desvío del Refugio decido ampliar el camino subiendo hasta el Collado de Las Losas y bajando hasta el Puente Nuevo para coger la ruta de Los Pilones y hacer la mañana un poco más entretenida y divertida.


Cuando estoy llegando al Collado de Las Losas me encuentro con Paquito que baja corriendo y charlamos un rato antes de seguir, cada uno, nuestro camino. Se termina la subida y empiezo la bajada hacia el Puente Nuevo. Es una bajada que me hace sentir especial cuando la hago corriendo. En bici es aún más espectacular y exige más atención ya que es una bajada bastante técnica y con el “aliciente” de poder caer barrera abajo hasta la garganta si se comete un error fatal y la bici se tumba hacia la derecha. Poco a poco realizo la bajada y llego al Puente Nuevo. Ahora toca echarse la bici al hombro.


El tramo de camino que va de el Puente Nuevo al refugio es otro tramo que me hace disfrutar cuando lo hago corriendo pero resulta prácticamente intransitable subido en la bici. Alternando breves momentos de rodaje con largas caminatas con la bici al hombro recorro el sendero. Paro de vez en cuando a sacar alguna foto y a dejar paso a los grupos de senderistas que recorren la ruta. Los momentos en los que puedo montar son escasos pero merece la pena cargar con la bici por la emoción y dificultad que supone pedalear por estos caminos. Después de un rato llego a la Garganta Chica. Toca cruzarla con la bici en el hombro. Con cuidado y un poco de paciencia termino llegando al sendero de Los Pilones. Ahora el porcentaje de tramos con la bici en el hombro se ve reducido drásticamente y eso me hace sentir mejor. 


Recorro el sendero disfrutando del paisaje y de los obstáculos que me encuentro por el camino. Hay más vegetación que la última vez que pasé por aquí con la bici y eso lo hace más divertido y espectacular. Me cruzo con varias personas por el camino y termino llegando a Los Pilones. Decido dejar el camino hacia Las Porras para otro día, continuar la bajada por el sendero y volver pronto a casa para comer. Bajo por las escaleras de Los Pilones que ya cuentan con bastantes visitantes. Está llegando el verano. Después de cruzar el puente toca subir la cuesta empedrada que me lleva al sendero. Hoy he conseguido subirla sin echar el pie al suelo ni una sola vez. El truco está en ir de pie y con las piernas semiflexionadas para evitar que las ruedas patinen. Otra cuenta pendiente saldada.


Finalmente llego al sendero donde también me cruzo con bastantes grupos de senderistas que vienen a pasar el día. Disfruto del camino lentamente y me olvido de sacar más fotos pues ya hay demasiada gente caminando por el sendero. Subo la cuesta de Las Merinas y bajo por la pista hasta el Centro de Interpretación. Después de un descanso charlando con el Fery toca volver a casa por Las Vegas pues ya es hora de comer. Mañana la aventura será otra: mi primera Carrera Pencona. Espero que no sea tan fiera como la pintan. Intentaré disfrutarla todo lo que pueda y hacer un buen tiempo si es posible. 

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