El pasado fin de semana ha
supuesto un nuevo paso en esto de moverme por la montaña. Esta vez no ha tenido
que ver con correr, más bien con moverme a buen ritmo por ella intentando
superar el máximo desnivel posible con vistas al 15 de junio cuando tengamos
que medir nuestras fuerzas con los Picos de Europa. El entrenamiento que
teníamos previsto para este pasado sábado tenía nombre y apellidos (como los
buenos retos que salen en la tele aunque este haya sido menos mediático). En este caso el nombre que le puso Luis, su padre, fue “CEREZA
EXTREME” y, aunque al principio me pareció un nombre gracioso, tengo
que admitir que lo de Extreme se lo
ha ganado con creces, ya no sólo por la distancia (55km) o el desnivel acumulado
(ronda los 12000m) que no son moco de pavo, si no, sobre todo, por la dureza y extrema tecnicidad de sus subidas y
bajadas en línea recta campo a través. A pesar de que tuvimos que volvernos sin
completar el recorrido inicial que teníamos planeado por falta de tiempo
podemos y debemos estar orgullosos del trabajo realizado y, después de haber vivido la
experiencia, nos quedamos más tranquilos de cara a la Travesera.
La idea del recorrido surgió de un recorrido de entrenamiento de Luis que, poco a poco, fuimos endureciendo y alargando
en distintas salidas durante estos pasados meses. Como esta vez sería la
última que coincidiríamos los dos antes de la Travesera se le ocurrió la idea de hacer
un entreno que pudiera darnos una idea más clara y objetiva de si estábamos o no
verdaderamente preparados para superar lo de Asturias. Decidimos introducir un
cambio en nuestra ruta habitual, para endurecerla un poco más, y duplicar el recorrido
para conseguir un desnivel similar al que nos encontraríamos en junio (aunque
en kilómetros nos quedamos cortos y no tienen nada que ver nuestros montes con los Picos de Europa, eso es lo que menos nos importa). El jueves por
la tarde estuvimos preparando toda la logística de la prueba: estudiamos detalladamente
el perfil del recorrido para intentar obtener unos tiempos de paso aproximados,
preparamos y situamos los avituallamientos sobre el mapa y comprobamos el material
obligatorio para tenerlo todo a punto.
El viernes por la noche, tras
una “siestecilla” de dos horas, una duchita para relajarme, un buen plato de
macarrones con huevo cocido y atún y una bebida energética para ponerme las pilas me ponía en camino,
acompañado de mis padres, hacia la Plaza de la Independencia de Jerte (como
buen reto había que salir desde dentro del pueblo y con público, nada de salir a “hurtadillas”
como hemos hecho más de una vez).
Allí nos están esperando nuestros familiares,
amigos y parejas para despedirnos como a los grandes (hago hincapié en esto de “grandes”
porque así es como nos sentíamos… parecía que, esta vez, nuestras locuras
habían cuajado bien y nos habían tomado en serio, lo cual es muy de agradecer
pues ese plus de confianza depositada en nosotros nos ayudó mucho a lo largo del
día). Bueno, pues tras un ratillo de sosiego para calmar los nervios
conversando y preparando por enésima vez el material antes de salir sonaron las doce campanadas
del reloj y, tras los besos de despedida de nuestras chicas y las palabras de
ánimo de nuestros amigos y familiares, nos pusimos en marcha dejando atrás la
plaza de Jerte para comenzar nuestra aventura.
Comenzamos nuestro ascenso
por el Reboldo de Jerte con paso firme, calmando los nervios con los primeros kilómetros
de subida. Llegamos al Collado de Las Losas y nos enfrentamos a la primera bajada
para llegar al Refugio en unos 40 minutos. Cruzamos el Puente Sacristán e iniciamos el
ascenso hacia La Panera. A unos metros del sendero de Los Pilones dejamos, colgado de unas ramas, el
que será nuestro primer avituallamiento para la vuelta y continuamos
ascendiendo en la oscuridad de la noche empezando a sudar a pesar de que la
temperatura va descendiendo rápidamente.
Conseguimos coronar el Canchal
de La Panera sobre las 2:30h. Vamos bien de tiempo, recortando lo que teníamos
previsto. En la cuerda la temperatura es muy baja y se nota la helada que está
cayendo. A pesar de no tener frio en el cuerpo tengo que sacar los guantes
porque mis manos empiezan a entumecerse del frio. Poco después iniciamos el técnico
descenso hacia la Garganta de Tormantos disfrutando de unas maravillosas vistas
de La Vera con las luces de todos sus pueblos alumbrando el horizonte. Llegamos
abajo sobre las 3:15h y rápidamente nos ponemos en marcha para la vuelta. El
ascenso es duro y nos concentramos en la luz del frontal para guiar nuestros pasos y en nuestros
pensamientos para superar la subida lo más rápido posible. Recorremos rápidamente la
cuerda e iniciamos el descenso desde La Panera hacia temperaturas más cálidas cuando la luna hace su aparición.
Conseguimos llegar al primer avituallamiento (justo antes de llegar al sendero
de Los Pilones) sobre las 5:30h, en el tiempo que teníamos previsto. A partir
de aquí se terminó el recortar tiempos sobre lo que teníamos planeado ya que tampoco
habíamos tenido en cuenta el tiempo que perderíamos en los
avituallamientos. Comemos algo para reponer fuerzas y nos ponemos en marcha con
la siguiente ascensión hacia Las Carretas.
Cruzamos la Garganta Chica,
dejamos lo que nos ha sobrado del avituallamiento escondido de la vista de los
turistas para no causar impacto ambiental y recogerlo a la vuelta e iniciamos la subida por la ladera del
Collado de La Encinilla. La noche es cerrada aún y con la luz del frontal no
podemos distinguir bien las zonas con escobas más altas lo que hace más difícil
el ascenso. Poco a poco vamos ganando la batalla contra los pequeños robles que
pueblan la ladera a medida que el cielo se va iluminando con la salida del sol.
Llegamos a la cima de Las Carretas cuando comienza a amanecer, entre las 6:30h
y las 7:00h. No vamos del todo mal, tan sólo unos minutos de retraso con
respecto a lo que habíamos planeado. Iniciamos el descenso hacia el puente de
Las Majadillas ya sin necesitar el frontal para iluminar el camino.
Llegamos a la garganta sobre las
7:30h e iniciamos la ascensión hacia Los Pinos por el arroyo del Canchal del
Guarro, la nueva zona que hemos introducido esta vez para incrementar
distancia, desnivel y dificultad. La subida es bastante técnica y muy vertical
lo que nos ralentiza mucho. Llegamos a una lanchera bastante grande por la que
corre el agua y tenemos que trepar por las rocas para continuar nuestro camino.
Después de un pequeño susto debido al desprendimiento de una roca en la que
intento apoyarme para subir y que me hace terminar lleno de agua y barro,
conseguimos superar el obstáculo y continuamos ascendiendo poco a poco entre la
vegetación a medida que va amaneciendo. Llegamos a Los Pinos sobre las 8:45h
después de un largo y duro ascenso que nos hace
perder mucho tiempo.
Iniciamos el descenso
recibiendo los primeros rayos del sol en la espalda concentrados en utilizar
las zonas más libres de vegetación para perder el menor tiempo posible. Después
de una larga bajada en la que tenemos bastante suerte con el recorrido elegido,
conseguimos llegar a Las Rejollás sobre las 9:20h y al Puente Largo de Jerte
sobre las 9:45h (un cuarto de hora después de lo que teníamos planeado). Allí
nos esperan mi madre, Fátima y Trini para recibirnos y ofrecernos el segundo
avituallamiento. Hemos conseguido terminar la primera parte del recorrido, la
primera vuelta, con unos 30km y unos 3200m de desnivel positivo. Devoro el
tupper de macarrones con huevo cocido y atún, algo de fruta y otra bebida
energética. Luis aprovecha para ponerse el pantalón corto y cambiarse de
camiseta (yo olvidé comentárselo a mi madre y tengo que seguir con la camiseta
sudada y las mallas térmicas de la noche anterior ahora que el sol empieza a
impartir su justicia).
Después de comer y
despedirnos nos ponemos en marcha sobre las 10:15h con la ilusión intacta pero con las fuerzas algo más mermadas. Decidimos
continuar andando pues la ganancia de tiempo no compensa la pérdida de energía
y nos queda aún mucho camino por delante. Iniciamos el ascenso desde Las
Rejollás después de las 10:30h. Los primeros pasos de subida se hacen duros
después del breve descanso pero pronto las piernas entran en calor y el
avituallamiento hace efecto.
Ascendemos un poco más lentos de lo que
esperábamos pues la subida se hace más dura con el sol y la acumulación de
metros positivos en nuestras piernas. Decidimos ir un poco más despacio para
mermar lo menos posible nuestras fuerzas y coronamos Los Pinos sobre las 11:30h.
Nos encaminamos en línea
recta hacia la bajada por la ladera del Canchal del Guarro para alcanzar de
nuevo el puente de Las Majadillas. Como el ascenso nos pareció bastante
peligroso por la mañana decidimos desviarnos un poco hacia la derecha para
asegurar la bajada. El camino quizá es más seguro pero también se convierte en
la parte más técnica y extrema de todo el recorrido debido a la abundante
vegetación, la verticalidad de la bajada y la gran cantidad de rocas sueltas
que nos encontramos por el camino y que castigan bastante nuestras articulaciones.
Descendemos poco a poco y llegamos al puente
de Las Majadillas sobre las 12:40h. Cogemos agua para el ascenso pues hace
bastante calor, apenas hay nubes en el cielo y el sol no ofrece descanso. Nos
ponemos manos a la obra con la subida sin perder más tiempo pues vamos con bastante retraso con respecto a los planes originales.
Llegamos a la cima de Las
Carretas sobre las 13:30h, con una hora de retraso y
con las fuerzas ya algo tocadas. Descansamos un poco en la cima y avisamos a mi hermano de que
llegaremos algo más tarde al tercer avituallamiento. Iniciamos el descenso
hacia la Garganta Chica peleando de nuevo contra los pequeños robles y las
escobas que pueblan la bajada por La Encinilla. Alcanzamos el cruce de la Casa
de la Luz a las 14:45h. Como mi hermano, que se encarga del tercer
avituallamiento, aún no ha llegado decidimos esperarle a la sombra cerca del
refugio.
Cuando por fin llega en la bici con una mochila enorme comemos algo,
nos cambiamos (por fin puedo ponerme el pantalón corto), aprovechamos para
embadurnarnos en crema de protección solar y, tras un breve descanso, nos despedimos de él y nos
ponemos en marcha con la última parte del reto sobre las 15:45h. El sol
calienta con fuerza en lo alto a estas horas y, debido a que llevamos dos horas
de retraso con respecto a nuestros planes, decidimos ascender con calma hasta
La Panera y, en función de la hora a la que consigamos coronar, afrontaremos la
última bajada a la Garganta de Tormantos o decidiremos volver a casa desde el
Canchal de La Panera.
Durante la subida Luis tiene
algunos problemas musculares que nos hacen reducir el ritmo de ascenso y decidimos hacer cumbre en el Canchal de La Panera y volver a casa ya que podríamos
alargarnos demasiado si decidimos realizar el descenso (y posterior ascenso) a la Garganta de Tormantos.
Conseguimos llegar a la cima sobre las 17:45h. Como hemos decidido eliminar el tramo de la Garganta de Tormantos nos quedamos en unos 5700m de
desnivel positivo y algo menos de 60km, lo cual no está nada mal teniendo en cuenta el terreno por el que
hemos realizado las subidas y bajadas y que aún tenemos que ascender del Refugio
al Collado de Las Losas.
Satisfechos con nuestro
trabajo iniciamos el descenso hacia Jerte bajo un sol abrasador. El descenso se
hace corto pensando ya en el final de la aventura y llegamos al Puente Sacristán
sobre las 18:30h. Tan sólo nos queda ascender hasta el Collado de Las Losas
para ver Jerte antes de la última bajada por El Reboldo. Esta última subida,
aunque corta, se nos hace muy dura con las fuerzas ya bastante mermadas y
tenemos que realizar pequeños descansos durante la ascensión coincidiendo en
uno de ellos con Alfonso que está por allí con las cabras.
Conseguimos coronar el
Collado de Las Losas e iniciar el descenso sobre las 19:15h. Ya sólo nos queda
bajar por El Reboldo hasta el pueblo. Las conversaciones se vuelven más
animadas y nos suben el ánimo haciendo que se olviden las molestias musculares
y el cansancio. Al llegar la altura del cruce de Las Vegas decidimos hacer el
último tramo del recorrido corriendo haciendo uso de las últimas fuerzas que
nos quedan en la reserva.
Llegamos de nuevo a la plaza
de Jerte a las 19:45h donde nos reciben nuestros familiares y amigos (mi madre
y mi hermano deciden esperarme en casa para dejarme disfrutar el momento sin agobios) con una lluvia de aplausos y felicitaciones. Han sido casi 20 horas,
55km y 12000m de desnivel. Sabíamos que iba a ser duro pero no tanto. El
hecho de haberlo conseguido, de haber sabido superar cada dificultad
correctamente, de haber conseguido gestionar nuestras energías hasta el final,
unido todo al apoyo que hemos recibido durante todo el día y durante los días
previos, nos hacen estar en una nube durante un buen rato. Comentamos con nuestros
amigos los detalles de la aventura, las alegrías y las penas por las que hemos
pasado y todas esas cosas que se cuenta uno cuando termina una aventura de este calibre. Tenemos la suerte de tener a Dani en la llegada para documentarla con
buenas fotos (como ya hizo con la salida).
Ahora tan sólo queda esperar
al 15 de junio para ir a conquistar Asturias. Sabemos que estamos preparados
para ello. Cruzaremos los dedos para que todo salga bien e intentaremos
disfrutar tanto o más de lo que hemos disfrutado este sábado. Por último me
gustaría dar las gracias a todas aquellas personas que han estado detrás de
este reto pues sin ellas no habría sido posible. A Luis, por enésima vez, por
inventarse estas aventuras, por compartirlas conmigo y por todo lo que aprendo
cada vez que compartimos entrenamiento. A nuestros familiares (en especial a
aquellos que se han ocupado de los avituallamientos, mi madre, mi hermano,
nuestras chicas…) por aguantarnos y por sufrir y emocionaros con nosotros y por
sentir este reto como algo tan vuestro como nuestro. Y por supuesto a todos
esos amigos que han estado acompañándonos de una u otra manera haciendo que
nuestras piernas pesaran menos y que nuestro ánimo siempre estuviera por las
nubes. ¡¡Muchas gracias por todo a todos!! Esperamos compartir muchas más
aventuras con vosotros.
Enhorabuena, que buena vivencia y que bien contado todo...
ResponderEliminarMuchas gracias Marco!! Pues he tenido que resumir mucho que 20 horas dan para mucho jajaja La verdad es que ha sido una gran aventura, espero que la primera de muchas! Un abrazote!
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