martes, 18 de septiembre de 2012

Más kilómetros, más diversión:

Siguiendo en la misma tónica de la semana pasada, este también ha sido un fin de semana intenso de entrenamientos y, además, con una divertida y bonita carrera cerca de casa: La IV Crono Asperillas de Casas del Castañar.



El viernes, al llegar a Jerte, no pude resistirme a salir un ratillo a dar una vuelta por los senderos de la Garganta de Los Infiernos y aproveché para estrenar las zapatillas que habían llegado por correo ese mismo día por la mañana. Mi idea era salir a trotar un ratillo ya que el sábado teníamos carrera pero, una vez que me pongo, me cuesta parar. Las probé en la mayoría de terrenos posibles realizando la subida por el Reboldo pasando por la Fuente de Las Latas y el camino de los TresCerros, de ahí una pequeña bajada hasta el sendero de Las Merinas y hasta Los Pilones. Probé qué tal se defendían por piedras sueltas recorriendo el sendero que va de Los Pilones hasta la Garganta Chica y desde ahí hasta el Puente Nuevo subiendo por la calzada. Por último, la bajada por el Collado de Las Losas y la Fuente Jarandilla de nuevo hasta Jerte. Empezaron con un aprobado pero terminaron con notable así que contento con el resultado. Los primeros 13km del fin de semana para quitar la carbonilla salmantina. Las molestias en la pierna derecha cada vez son más leves pero aún se carga bastante después de los entrenamientos cuando me quedo frío.

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El sábado por la mañana me levanto pronto. Hemos quedado a las 8:30 para ir hasta Casas del Castañar. Hoy comienza nuestra “vuelta al cole” reanudándo la Copa de Extremadura de Carreras por Montaña con la Crono Asperillas. Es una carrera más bien corta y el trazado es bastante atractivo. No noto excesivo cansancio en las piernas después del entrenamiento del viernes así que, a pesar de los nervios, me siento bien. 


La salida, al ser una carrera contra el crono, la vamos tomando individualmente cada 30 segundos según el orden que ha establecido la organización. Es la primera carrera que corro en estas circunstancias y tengo que admitir que, cuando comienza la cuenta atrás me noto bastante nervioso y acelerado. Finalmente es mi turno.


Los primeros metros son en una cuesta de cemento con un gran desnivel que me hace subir con pasos muy cortos y lentos y, apenas avanzados unos metros, ya escucho la cuenta atrás del siguiente corredor. Inconscientemente mis piernas se aceleran y empiezo a ir a un ritmo más rápido del que tenía pensado. Noto seca la garganta y me falta el aire. Paso la zona de cemento, los estrechos caminos entre las fincas de cerezos y llego a la ruta de los castaños siempre mirando hacia atrás con temor a ver al siguiente corredor tras mis pasos. Al ver que llevo bastante diferencia con respecto a él, los tramos más duros los hago andando, sobre todo el último tramo de subida muy fuerte con helechos. Por fin llego a la pista y al primer avituallamiento. El siguiente corredor no me ha cogido y veo, al fondo, al que salió delante de mí. Eso me anima y continúo subiendo con un ritmo tranquilo pero firme.

Tras unos kilómetros de subida por pista consigo alcanzarle y pasarle. Me concentro Intentando controlar la respiración y las piernas cuando, de repente, alguien me pasa a toda velocidad. Miro el reloj, 35 minutos. Acaba de pasarme el primero de los corredores que han salido detrás de mí. Le veo alejarse hacia arriba por la pista a toda velocidad. Sigo a mi ritmo hasta alcanzar el tramo de bajada. Toca disfrutar. Ahora empieza la parte que más me gusta. Me dejo llevar hasta la pared que tenemos que saltar y me encuentro con el sendero estrecho de tierra entre robles que tanto me gustó el otro día cuando vinimos a probar el recorrido. Disfruto esta parte de la carrera como un niño, olvidándome de la competición y centrándome en los saltos, esquivas y tramos de subida y bajada más técnicos.

Llego a la parte más alta del circuito y comienza la bajada, aún por estrechos senderos de tierra entre los robles. Me siento bien e intento sacar algo de tiempo soltándome en la bajada. Me da la sensación de ir bastante rápido cuando de nuevo escucho pasos detrás de mí. Ahora es Raúl García (el favorito y vencedor de la prueba) el que me pide paso, miro el reloj de nuevo: 50 minutos. Como un avión, me deja atrás alejándose trocha abajo a toda velocidad. Yo sigo corriendo, cada vez más rápido, aprovechando los últimos metros de bajada. Llego a la pista y al segundo avituallamiento. No bebo ni como nada. Queda poco para la última subida y después ya solo tendré que dejarme caer los últimos 2km hasta la meta. Poco después del avituallamiento, a unos 200m de la subida me pasa Pedrito, también a toda velocidad, de nuevo vuelvo a mirar el reloj: 55 minutos. Raúl le saca unos 5 minutos y ha salido 4 puestos por delante, eso significa que salió 2 minutos antes que Pedro, así que ahora mismo le saca unos 3 minutos (al final de la carrera la diferencia fué de menos de un minuto). 

Mientras voy echando estos cálculos comienzo a notar leves pinchazos en el abdomen. El temible flato está aquí de nuevo. Sin previo aviso y sin tiempo para reaccionar estos pinchazos son cada vez más intensos y empiezo a andar y, dos pasos después, tengo que pararme literalmente. Me encorvo para evitar el dolor, apenas puedo coger aire sin notar una punzada en el abdomen. Algunos corredores que vienen por detrás, entre ellos Isma, se paran a preguntarme si estoy bien. Les digo que sigan. No puedo hacer otra cosa que pararme y esperar a que se pase. Intento seguir tras ellos trotando suavemente o andando mientras sigo notando los pinchazos cuando respiro. Estoy perdiendo mucho tiempo pero no puedo hacer nada. Me encuentro con César que se ha equivocado de camino y ha perdido también mucho tiempo. Me pasan Javi y Susi, Victor, Miguel… 


Por fin llego a la última zona de bajada, veo a Isma a lo lejos. Cuando me voy acercando a él me fijo en que lleva un calcetín en la mano. Me dice que se ha clavado algo en el pie y que aún lo tiene dentro. Me pide que siga, que está bien y que terminará la carrera y luego irá al centro médico a ver qué tiene (Tras recibir atención médica y unos puntos de sutura, se recupera de la lesión). Me alejo de él poco a poco hacia los últimos metros del recorrido. Me adelantan aquí otros dos o tres corredores. El flato aún sigue ahí aunque ahora me molesta un poco menos pero no me permite correr todo lo que quisiera en la bajada. 
 
Por fin llego a la última subida y entro en el colegio con un tiempo de una hora 20 minutos. Es un tiempo aceptable pero me habría gustado rebajarlo los 5 minutos que habré perdido. A veces las cosas no salen como esperamos. 


Susi y Javi han quedado entre los 10 primeros y obtienen trofeo por ser segundo y tercero de la mancomunidad, por detrás de Miguel. En la general, Raúl García, favorito, se hace con la victoria con unos pocos segundos por delante de Pedrito.


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Al dia siguiente, domingo, los planes son realizar un entrenamiento para marcar un primer esbozo del recorrido que tendrá la futura III Carrera por Montaña Garganta de Los Infiernos del 2013. Con las piernas algo más cansadas que el dia anterior nos ponemos en marcha sobre las 9 de la mañana. No es un recorrido definitivo puesto que aún tenemos que ampliar algo la distancia y el desnivel pero las zonas básicas están ya incluídas en el entrenamiento. 


Comenzamos a subir por la Fuente de Las Latas hasta la pista del reboldo. Realizamos un tramo nuevo de pista hacia arriba y, después, cogemos un sendero del año pasado en sentido contrario hasta llegar de nuevo a otra pista del reboldo. Desde aquí el recorrido es como el del año pasado pero al revés. Pasamos por el sendero de Las Merinas hasta Los Pilones. Subimos por el sendero que une Los Pilones con la Garganta Chica dejando el Refugio a nuestra izquierda y aquí comienza el espectáculo de la zona nueva. 


La subida hacia el Puente Carrascal es espectacular. Las piernas no las tenemos todo lo bien que nos gustaría y tenemos que realizar la mayor parte de este tramo andando. Es la zona más técnica de la carrera y, quizá la más dura, pero también la más llamativa en cuanto a vistas y sensaciones. El sendero va serpenteando garganta arriba entre mucha roca suelta y bosque bajo de arbustos y robles. Durante la subida podemos disfrutar del paisaje que hay a nuestro alrededor, es una zona poco transitada por lo que la sensación de contacto con la naturaleza es mayor. Una vez arriba las vistas son magníficas. Comienza una zona de bajada bastante técnica hacia el Puente Carrascal que será el punto central del recorrido.


Una vez recuperadas las fuerzas después de la bajada nos ponemos en marcha recorriendo el sendero que une el Puente Carrascal con la Ruta de Carlos V. Un sendero algo más cómodo pero aún bastante técnico desde el que podremos ver, al otro lado de la garganta, a los corredores que vengan por detrás de nosotros y el camino que hemos recorrido para llegar hasta aquí.


Una vez llegados a la Ruta Carlos V recorremos un primer tramo de tierra por bosque de robles en el Collado de La Encinilla hasta llegar al zigzag de la calzada que nos dejará, finalmente, en el Puente Nuevo. Desde aquí continuamos subiendo por la calzada que nos llevará hasta el sendero de La Venta, que ya recorrimos el año pasado justo al terminar la subida al Collado de Las Losas.  


Al finalizar este sendero, de frente, recorreremos un camino de bajada que nos llevará, por el corazón del reboldo, hasta una pista. Y unos 200m después cogeremos otro sendero que, recorriendo de nuevo el reboldo hacia arriba, nos comunicará con la pista de los Tres Cerros. Bajamos por ella unos 200-300m y bajamos por el rápido camino de los Tres Cerros hasta llegar a la bajada que hicimos el año pasado llegando a la cuesta de cemento de Los Sotos y de ahí a Jerte. 

El recorrido lo marcamos con dos GPS distintos y la diferencia entre uno y otro fué demasiado grande por lo que habrá que repetirlo para obtener un resultado más fiable. Los datos obtenidos nos dejan un total de unos 20km de distancia y unos 700m de desnivel positivo. Seguramente este recorrido sufrirá algunas modificaciones para adaptarlo en longitud y desnivel a lo que tenemos en mente pero los tramos importantes se mantendrán como emblema de la III Carrera Garganta de Los Infiernos que esperamos que sea más espectacular aún que las anteriores ediciones.
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Como guinda del pastel para el fin de semana y, aprovechando que me quedé en Jerte hasta el lunes por la tarde, decidí hacer una última salida el lunes por la mañana con la idea de volver a hacer el recorrido del domingo y tener una segunda opinión en cuanto a distancia y desnivel y, de paso, sacar algunas fotos para poder mostrar los tramos nuevos. Al final la cosa se alargó un poco y terminé modificando la parte final del entrenamiento para mi disfrute particular pero sí que aproveché para sacar fotos de la nueva zona que incluiremos este año.


El entrenamiento lo comencé prácticamente como el del día anterior, aunque con las piernas bastante más pesadas debido a la acumulación de kilómetros de estos días. De vez en cuando me permitía un leve descanso para sacar alguna foto o aprovechaba los tramos en los que tenía que andar para inmortalizar las maravillosas vistas. Tengo que admitir que la subida al Puente Carrascal es una de mis zonas preferidas y podría estar sacando fotos casi a cada paso. Una vez llegado al puente aprovecho para coger agua y recuperar fuerzas. El día no está especialmente caluroso pero estoy sudando bastante y las fuentes están bastante secas este verano.


Sigo mi camino hacia el Puente Nuevo y aquí es donde decido cambiar los planes y, en el desvío de la Ruta Carlos V, decido seguir subiendo hacia lo alto del Collado de La Encinilla en lugar de bajar al Puente Nuevo. Serán unos kilómetros más de subida para despedir el fin de semana con un entrenamiento más completo, además es otra zona que me encanta. Cuando llego a lo alto del collado aprovecho para descansar disfrutando con las vistas de la garganta a mis pies y pienso que, ya que estoy aquí, podría seguir subiendo hasta los Escalerones continuando con el placer de recorrer estas zonas más técnicas y menos transitadas, disfrutando de las vistas y de la sensación de libertad que ofrece este deporte. 


Continúo sacando fotos y recorriendo el sendero hacia los Escalerones. Mis piernas ya no suben al mismo ritmo que antes y empiezo a notarlas bastante más pesadas pero ya no puedo parar hasta llegar. Ya en los Escalerones subo a lo alto de los riscos para sentarme al borde y contemplar la grandiosidad del paisaje mientras repongo fuerzas bebiendo y comiendo algo. Me permito 10 minutos de relax disfrutando del silencio, de las rocas, de las gargantas, del aire y del sol. Después de todo, para eso he subido hasta aquí. Es momento de volver. Llevo dos horas por ahí y aún tengo que bajar hasta Jerte.


Me pongo en marcha con la vuelta notando que las piernas ya no responden igual en la bajada así que me lo tomo con calma. Repongo agua en la fuente de Peñalozana y continúo hasta La Encinilla. Poco a poco voy recorriendo la Carlos V hasta llegar al Puente Nuevo donde aprovecho para coger agua de nuevo. El sol empieza a notarse y el calor aprieta. 


Con las piernas ya bastante cansadas comienzo a subir la calzada hacia el Collado de Las Losas apurando lo poco que me queda de comida en la mochila e intentando no gastar mucha agua pues, a partir de aquí no cogeré más hasta Jerte. En mi cabeza empieza a asomar la idea de bajar por la Ruta de Carlos V hasta Las Pedrizas en lugar de bajar por la Fuente Jarandilla. Eso le daría un plus de kilometraje al entrenamiento y, además, me permitiría disfrutar un poco más de la mañana. 


Ya con vistas a Jerte me dejo convencer y me pongo en camino hacia Las Pedrizas en lugar de bajar directo al pueblo. Me apetece darme el placer de disfrutar un poco más de esta mañana de entrenamiento a pesar del dolor de piernas. Necesito un último “chute” de naturaleza antes de volver a la realidad. Disfruto de la bajada por las trochas y caminos del reboldo. Disfruto, incluso, de los tramos de pista que me llevan poco a poco a la civilización. 


Llego a Las Pedrizas y ya siento el final. El camino se vuelve cada vez más artificial pasando de los senderos a las pistas llenas de piedras sueltas, de ahí a las pistas lisas y muy transitadas de Las Rejollás y de ahí al cemento que, finalmente, me deja en Jerte. Fin del trayecto. Al final han sido unos 27km con 1000m positivos para despedir el fin de semana. 

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