domingo, 21 de octubre de 2012

Un año corriendo:

Después de un tiempo de parón bloguero tras mi paso por el V Maratón de los Artesanos de Torrejoncillo retomo la costumbre de contaros mis aventuras, esta vez profundizando un poco más y haciendo balance de mi primer año en el mundillo de la competición (aunque realmente yo haya optado más por la diversión y el placer que por la competición en sí misma). 


 
Hoy se cumple un año de mi primera participación en una carrera, de la primera vez que me puse un dorsal. Apenas llevaría entrenando un par de meses y me costó bastante trabajo terminar los 7,5km por el centro de Salamanca que recorre la carrera CISE. Mis entrenos consistían en salir a trotar algunas mañanas por las calles de Salamanca una horilla, un máximo de 8km a ritmo borreguero, para estar un poco en forma más que nada. Y ahí estaba, con más nervios que otra cosa. A duras penas conseguí terminarla y no sé si fue el ambientillo o el hecho de competir pero algo cambió dentro de mí.


Poco después, a mediados de noviembre, el Pérez y Luis me convencieron para realizar la Ruta de Carlos V corriendo. Este fue el reto que verdaderamente marcó un antes y un después en mi vida. A partir de ese momento cambié totalmente mis costumbres y mis aspiraciones enfocándolas a este maravilloso mundo del trail running. De pequeño solía hacer muchas excursiones por la sierra con mi familia. Siempre me han gustado mucho la naturaleza y la montaña. Disfruto con sus vistas y con las sensaciones de libertad que siento al estar en ella. Cualquier persona que comparta esta afición sabe de qué hablo. Después de haber estado tanto tiempo separado de ella, viviendo en la ciudad, encerrado en casa frente al ordenador, pasando los fines de semana de bar en bar, sobreviviendo a las resacas y llevando una vida totalmente pasiva e insana… este reto de llegar a Jarandilla desde Tornavacas atravesando la montaña en un día bastante nublado, con el suelo húmedo lleno de arroyos, el aire fresco y los colores del otoño, con una compañía inmejorable y esas maravillosas vistas, me hizo sentir de nuevo algo en mi interior que me cambió por completo convirtiéndome en lo que soy ahora. Vamos, que debí darme algún golpe y se me apareció san Kilian Jornet como me dicen algunos en plan de coña.


Agradezco mucho al Pérez y a Luis el haberme convencido a participar en este reto, para mí literalmente imposible por aquel entonces pues era la primera vez que corría por montaña y, además, tenía que superar una distancia de 25km muy técnicos cuando lo máximo que había corrido hasta el momento eran 8-10km por el llano asfalto salmantino. Es inevitable, al hablar de este reto, recordar con cariño a Jose y Joanna, nuestros compañeros del Club Tierra Trágame que, trágicamente, nos dejaron este verano en el Mont Blanc y que justo conocí aquel día. Fue un placer compartir aquel mágico trayecto y conocer, en gran medida gracias a vosotros, el placer de correr por la montaña.


Desde aquel día, para mí, los entrenamientos en asfalto tienen como único objetivo adquirir fondo suficiente como para disfrutar el máximo posible en la montaña. Cada fin de semana necesito mi dosis de montaña, de soledad, de ese sufrimiento placentero, de esa retroalimentación con la naturaleza. Es algo que me mantiene vivo, que me hace sentir paz, que me hace ser feliz. La semana que no puedo acercarme a Jerte, participar en alguna carrera o hacer un entrenamiento por montaña siento como si me faltara algo. Estoy literalmente enganchado. Paso los fines de semana corriendo, montando en bici, escalando, paseando… da igual mientras pueda estar allí arriba, sentirme libre, volver a mis raíces, olvidarme durante un tiempo de este deprimente mundo real y disfrutar del mío, donde todo se reduce a dar un paso más, una zancada más, una pedalada más… Llegar allí donde me permitan mis piernas y disfrutar del trayecto y del entorno, sin más.


Durante este año he ido llenando el armario de mi cuarto con dorsales de las carreras en las que he participado, he cambiado mi habitación por completo para poder hacer sitio a zapatillas, mallas, pantalones cortos, camisetas, culottes, maillots, mochilas, bastones, gorras, chubasqueros, cortavientos… y todas esas cosas que jamás imaginé que tendría y que ahora forman parte de mi día a día. He pasado de acostarme borracho de madrugada después de una noche de fiesta a acostarme a las 11 de la noche y levantarme a las 5 de la mañana para ponerme el frontal y disfrutar de un amanecer en lo alto de la sierra, de pasarme el día tirado en el sofá a pasar 5 o 6 horas trotando por la montaña. Algunos piensan que me he vuelto loco, otros que soy un aburrido, otros que es algo pasajero. No creo que sea ninguna de esas cosas, simplemente lo hago porque me llena, me hace feliz, me permite disfrutar y, mientras sea así, seguiré haciéndolo.


A lo largo de este año he dejado atrás muchas experiencias y retos que he ido superando. La competición principal en la que he decidido centrarme este año ha sido la Copa de Extremadura de Carreras por Montaña. En ella disputé mi primera media maratón después de pasar la noche con el Pérez en un albergue perdido de la mano de dios en Quintana de la Serena, solos y muertos de frio. Gracias a sus ánimos conseguí llegar a meta después de llevar varios kilómetros sin poder soportar el dolor de piernas. Le siguió otra media maratón, la de Guadalupe, donde la inexperiencia me hizo tomar la salida después de llevar varias horas sin comer nada y llegué a meta muerto de hambre y totalmente vacío. La carrera de Plasencia donde disfrutamos, por fin cerca de casa, corriendo por los senderos de Valcorchero.


Ya en abril llegó uno de los momentos más emotivos del calendario, el día que celebramos nuestra II Carrera por Montaña Garganta de los Infiernos. He tenido el honor de ayudar a organizarla junto al Pérez, pasando mucho, mucho tiempo aprendiendo lo trabajoso que es, el tiempo y el esfuerzo que requiere organizar una prueba de este tipo. Después de muchos quebraderos de cabeza llegó el día de participar en ella. Conmigo mi hermano, amigos de toda la vida, compañeros de club y gran cantidad de nuevos amigos de este mundillo de las carreras. Las sensaciones que sentí ese día serán difíciles de olvidar y espero que pueda disfrutarlas muchos, muchos años más.


Ya durante la cerecera participé en mi primera Carrera Pencona. Una de las citas que más expectación me despertaban debido a su extrema dureza y tecnicidad. Llegué a meta cojeando por la maldita rodilla pero contento pues, a día de hoy y a pesar de las molestias en la rodilla, ha sido la carrera en la que más cómodo me he sentido. Participé en la Crono Asperillas de Casas del Castañar, otra carrera “en casa” donde el estrés de las salidas cronometradas cada 30 segundos me jugó una mala pasada pero que, igualmente, disfruté como un enano junto a muchos compañeros, amigos y conocidos del mundillo que, poco a poco, se van convirtiendo en compañeros de fatigas.


A finales de septiembre llegó la gran cita de este año: El V Maratón por Montaña Pueblo de los Artesanos de Torrejoncillo. Había realizado varios entrenamientos de distancia y desnivel similar. Estaba muy nervioso pero no le tenía miedo. Me consideraba suficientemente preparado como para superarlo. Pero ese día la montaña me ganó a mí. Aprendí, con dolor, que un maratón siempre será un maratón, que no es lo mismo entrenar 50km a nuestro ritmo, con pequeños descansos, que competir durante 42 duros kilómetros… Pero llegué. Sufriendo, cojeando, hecho polvo pero llegué. Ese día aprendí a no perderle el respeto a las carreras ni a la montaña y, después del inevitable bajón anímico, volví con energías renovadas.


Durante este año he participado en otras carreras fuera de la copa que me han marcado, por ejemplo el KM Vertical del Calvitero. Llegar a Candelario en pleno invierno, ver la sierra completamente blanca por la tremenda nevada que cayó esa noche y visualizar el recorrido desde la plaza hasta la meta atravesando toda esa nieve no tiene precio. No podía resistir las ganas de echar a correr. Compartí gran parte del recorrido con Santi, de TRBS, un gran compañero y buen amigo gracias a las nuevas tecnologías. También en Candelario participamos en el primer cross por montaña que celebraban en esta localidad, mi primera carrera sobre la nieve y la primera carrera por montaña de mi hermano. Mi padre esperándonos en la meta a los dos.


Recuerdo cada entrenamiento de este año. Empezar trotando suavemente por Salamanca o subir corriendo hasta el mirador de Los Pilones y pensar que eras dios… Las primeras salidas por el Reboldo y por la Garganta de Los Infiernos. Aquellos ritmos del Pérez o de mi tio Victor que era incapaz de seguir. Los entrenamientos en grupo con los compañeros del club. Perder el miedo a entrenar solo por lo alto de la sierra, la ilusión por correr cada vez durante más tiempo y más kilómetros. Mi primera subida al Collado de Las Yeguas en solitario el dia de nochebuena. La primera ida y vuelta a Jarandilla con Luis en semana santa, con tormenta de nieve incluida a la vuelta. La subida vertical al Torreón con la nieve deshaciéndose bajo mis pies y hundiéndome en ella hasta la cadera. Volver con las piernas completamente llenas de arañazos después de atravesar kilómetros de carabones. El golpe de calor que me hizo volver a oscuras y sin luz desde el Collado de Las Yeguas una noche de verano sin apenas fuerzas para mover las piernas. Los entrenamientos a oscuras por la garganta con el frontal, concentrado únicamente en mis pies y en el silencio de la noche. La ida y vuelta a Jarandilla por la ruta de Carlos V en solitario del dia de la feria de San Gil en Jerte, mi mayor distancia hasta la fecha…


Son tantos los recuerdos de este año que me resulta difícil resumirlos todos en esta entrada. Recuerdo cada carrera, cada entrenamiento. No cambiaría por nada cada gota de sudor, cada dolor de rodilla, cada arañazo y corte en mis piernas, cada amanecer en la sierra, cada reto superado o cada llegada a meta. Cada día me alegro de haber introducido este cambio en mi vida pues, cuando estoy corriendo, allí arriba en la montaña, me siento completo, me siento feliz, me siento YO.


Quería aprovechar esta entrada tan “melancólica” para dar las gracias a tantas y tantas personas que han compartido conmigo este año de aventuras y que, posiblemente, compartan muchas más en el futuro. Seguramente se me olvidarán muchos nombres, y no por ello son menos importantes, así que intentaré citar literalmente sólo a los más cercanos: Pérez, Luis, Susi, Javi, Fery, Victor, César, Jesús, Tana, Paquito… todas aquellas personas que he conocido en cada carrera y que, cada día, son un poco más “amigas” y un poco menos “conocidas”, a aquellas personas que, sin conocernos en persona, comparten afición conmigo en las redes sociales. A todos esos locos de la bici de Cabezuela y alrededores, ha sido un placer conoceros y compartir con vosotros esa otra gran afición. A los Garrulos por acompañarme en mis primeros pinitos de escalada. A todos los demás amigos y compañeros del Club Deportivo Jerte. Y por supuesto a mi familia, a mis padres, a mi hermano y a Marga por aguantar mis locuras y por hacer el esfuerzo de intentar compartir algunas de ellas. A todos vosotros y a los que no he podido nombrar para no hacer esto eterno muchas gracias por estar ahí y por formar parte de mi mundo.


Por cierto, el pasado fin de semana nuestro Club Deportivo Jerte cumplió un año. Objetivamente el balance de este primer año es muy positivo. Hemos realizado gran cantidad de actividades con los niños de nuestro pueblo. Hemos conseguido reactivar las ganas de hacer deporte en muchos de nuestros vecinos. Hemos llevado a cabo proyectos de gran envergadura como la Carrera por Montaña de la Garganta de Los Infiernos, las rutas de mountain bike, cada vez más multitudinarias, o la construcción del rocódromo de Los Papúos (actualmente con algunos problemillas burocráticos que esperamos resolver cuanto antes). Pero sobre todo hemos conseguido crear nuevos lazos de amistad y compañerismo entre gente de todos los pueblos del valle y de los alrededores expandiendo nuestro proyecto más allá de lo que cualquiera de nosotros esperaba. Ojalá nos queden muchos años por delante y consigamos hacer esto más grande. ¡¡MUCHAS FELICIDADES!!


  • Colección aleatoria de imágenes de todo este año: FOTOS   
  • Video que me encontré ayer por internet y me apetecía compartir:


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