El pasado sábado 25 de
agosto, después de varias “calabazas” deportivas debidas al Día Joven de Jerte,
decidí salir en solitario a estrenar mi nuevo frontal con una salida
nocturna por la Garganta de Los Infiernos. El recorrido elegido es sencillo y conocido a
la perfección para evitar cualquier problema que pudiera surgir debido a la escasa visibilidad. Conclusión obtenida: La
gran cantidad de matices que afloran en la oscuridad y que no podemos disfrutar con la luz del día es un placer para la mente y los sentidos. El silencio de la noche roto tan
sólo por los sonidos de la naturaleza, el murmullo del agua a su paso por
Los Pilones, el canto de los grillos o el movimiento de las hojas de los
árboles… El hecho de limitar el campo de visión al pequeño cerco de luz que
tengo frente a mis pies potencia el resto de sentidos haciéndome gozar aún más de mi
entorno. Considero esta actividad altamente recomendable debido al placer que proporciona aunque es muy importante tomar todas las precauciones posibles para evitar accidentes.
Foto: Angel Vicente Simón (www.fotografiaynaturaleza.com) |
A las 22:00 horas, cuando la luz
del sol ya había desaparecido por completo, me pongo en marcha calentando desde
casa hasta el puente de Jerte. A partir de aquí enciendo el frontal y me centro
en el pequeño haz de luz que ilumina mis pasos mientras asciendo por Los
Sotos hacia el camino de los Tres Cerros. Durante esta primera ascensión voy
concentrado en acostumbrar mis ojos a la oscuridad para visualizar correctamente los obstáculos y, sin
sudar demasiado, recorro los senderos del Reboldo hasta llegar a la pista de
los Tres Cerros. Bajo un tramo de unos 500m de pista para adentrarme en el atajo que
me llevará hasta el mirador del Chorrero de La Virgen y, mediante una pequeña bajada, llego al sendero que une Las Merinas con la calzada de Los Pilones. Desde aquí puedo ver, en lo alto del reboldo, las llamas de un pequeño
incendio. Intento llamar a emergencias por teléfono pero es imposible, no hay
cobertura. Decido continuar con el entrenamiento y mirar el móvil de vez en
cuando para llamar en cuanto me sea posible. Vaya veranito de incendios...
Foto: Angel Vicente Simón (www.fotografiaynaturaleza.com) |
Llego a Los Pilones y continúo por el sendero que los une con el refugio. El fuego sigue brillando en lo
alto e intento aligerar el paso para llegar cuanto antes a algún lugar con
cobertura. Mis ojos parecen haberse acostumbrado a la reducida visión nocturna
y puedo correr más rápido sin temor a tropezarme. He cogido confianza, olvido mis miedos para
sentirme libre y centrarme en el resto de mis sentidos. A lo largo del sendero disfruto con el sonido del aire, el frescor de la noche, el sonido del agua y los grillos
y el murmullo de las hojas de los árboles a mi paso. Paro en la fuente para beber un poco y continúo con la carrera. De fondo me parece escuchar el sonido de
algún camión subiendo por las pistas. Supongo que puedan ser los bomberos.
Foto: Daniel García (www.gardan.es) |
Finalmente veo el refugio.
Hay bastante luz. Parece que alguien estuviera pasando la noche allí (más tarde
queda confirmado). En principio iba a bajar por el refugio para coger la pista
hasta el Collado de Las Losas (ya había informado a mi hermano del recorrido por
si ocurría algún desagradable incidente durante el entrenamiento) pero estoy disfrutando tanto y me siento tan
bien que decido cruzar la Garganta Chica y subir por el pequeño y
empinado sendero hasta el Puente Nuevo. Al otro lado de la garganta veo unas
luces que me buscan en la oscuridad. La cruzo y me paro para hablar con tres
chicos que han subido a dar aviso a los bomberos a algún lugar con cobertura.
Me comunican que el fuego ya está prácticamente extinguido. Cruzamos unas
cuantas palabras más y continúo mi camino.
Foto: Angel Vicente Simón (www.fotografiaynaturaleza.com) |
El sendero parece menos empinado
de noche pero también más peligroso y decido concentrarme de nuevo en mantener
mis pies bien apoyados en el suelo. Poco a poco voy ascendiendo, cruzo el
arroyo y salto por las rocas hasta comenzar el pequeño descenso con vistas a la garganta que me llevará hasta el Puente Nuevo. Este es un
tramo bastante técnico y, a pesar de la confianza y comodidad que siento con la visibilidad nocturna,
y que me hace ir bastante más rápido de lo que pensaba, procuro concentrarme más aún para evitar algún
tropiezo. Después de una pequeña pero dura subida y un corto tramo de calzada llego al Puente Nuevo. Recupero un poco el aliento disfrutando de las
vistas y sonidos que la noche me ofrece y me pongo en marcha de nuevo.
Foto: Angel Vicente Simón (www.fotografiaynaturaleza.com) |
La subida por la estrecha
calzada a la luz del frontal es una gozada. Concentrado en el placer que siento mis piernas no
se cansan y subo bastante rápido deleitándome con las sensaciones que provocan las vistas y sonidos de mi alrededor. Cuando llego a la pista de arriba decido bajar hacia el
sendero de La Venta, por donde discurrió la II Carrera por montaña Garganta de
Los Infiernos, para evitar encontrarme con los perros de Alfonso. También me
sirve de excusa para alargar un poco más el recorrido por una zona más
disfrutona y técnica. A lo lejos veo las luces de la gente que ha subido a apagar
el fuego. Aún huele a humo pero ya no se ven llamas, es un alivio. Continúo por el sendero esquivando los robles que atraviesan el camino hasta llegar a la pista y subo por ella hasta alcanzar el
Collado de Las Losas donde me adentro en el tramo de bajada de la Ruta de Carlos V.
Foto: Daniel García (www.gardan.es) |
Esta bajada es muy divertida
y, si ya es espectacular de día, a la luz del frontal es aún más atractiva.
Bajo todo lo deprisa que mis piernas y la visibilidad me permiten. Me concentro en
dar bien las zancadas para evitar tropiezos y de nuevo me siento feliz en
la noche. Me siento libre y ajeno a todo lo demás mientras disfruto de la
bajada. No hay problemas, ni miedos, ni crisis... sólo placer. Los tramos de sendero que
recorren el Reboldo me llevan lejos en mis pensamientos hasta que llego a la
zona de pista forestal. En este tramo el disfrute es menor y parece más
artificial, pero la noche le da ese toque mágico que hace que siga corriendo
con una sonrisa en la boca.
Foto: Angel Vicente Simón (www.fotografiaynaturaleza.com) |
Por último llego a Las
Pedrizas, el hecho de pisar una pista más transitada y lisa me hace volver a la
realidad. Apenas 3 kilómetros me separan del fin de la aventura. Mis piernas
aún no están cansadas y me apetece seguir perdiéndome en la noche disfrutando de todas estas sensaciones pero es momento
de volver a casa y, con velocidad de crucero, pongo el piloto automático hasta llegar de nuevo al
puente con mi mente ocupada en el recuerdo de las sensaciones que he vivido
esta noche. Es la segunda vez que salgo a correr de noche y la primera vez que
lo hago solo. Si algo tengo claro después de esta salida es que no tardaré en repetirlo. Las
sensaciones de placer y los sentimientos de libertad se multiplican en la noche
y compensan de sobra la falta de visibilidad o la posibilidad de algún pequeño accidente (que también ocurren de dia).
Foto: Daniel García (www.gardan.es) |
Debido a la inexistencia de
fotos de esta salida he decidido adornar la entrada con imágenes nocturnas de los alrrededores del recorrido tomadas por unos
amigos: Tente y Dani. Estas imágenes están protegidas bajo licencia CreativeCommons. Os invito a visitar sus páginas web: (Dani: www.gardan.es ; Tente: www.fotografiaynaturaleza.com ).
- Enlace al track de la ruta: TRACK
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