jueves, 27 de diciembre de 2012

Semana fantástica prenavideña:


Una semana intensa de ejercicio esta semana prenavideña. Después de unos dias de parón a causa de un catarro inesperado volvía con energías renovadas y conseguía completar 7 días seguidos haciendo ejercicio (creo que hasta ahora es mi record personal) con, aproximadamente, unos 100km de carrera y 60km de bici. Ha sido uno de esos picos de forma que siempre aparecen cuando uno menos se lo espera y también cuando menos rendimiento deportivo se puede obtener (competitivamente hablando). El martes comencé la semana con salidas muy tranquilas por Salamanca peleando con los mocos del catarro y con la desidia de una semana entera de descanso en la que mi mayor actividad fué dar un paseo y poco a poco fuí incrementando la cantidad y la calidad del entrenamiento a lo largo de la semana alternando la carrera con la bici hasta encadenar una semana completa sin descansar, tentando a la suerte, pero siempre con ganas de más.


El viernes por la tarde, al llegar a Jerte y ver la niebla cubriendo el Reboldo, no pude resistirme a salir a correr por la Reserva después de haber pasado dos semanas lejos del pueblo. En principio barajaba la posibilidad de tomarme el dia de descanso pero al final me dejé llevar. Decidí que solo iba a trotar un ratillo para disfrutar de la niebla entre los robles y castaños del Reboldo pero terminé corriendo casi dos horas acercándome hasta el Puente de Carrascal y volviendo con las últimas luces del día, manteniendo un ritmo bastante alto para lo que estoy acostumbrado. Uno de esos días en los que uno se siente fuerte y da pena terminar el entrenamiento.


El sábado el plan fué una ruta de MTB con los compañeros del Club Deportivo Jerte. La verdad es que me habría venido bien descansar pensando en la salida del día siguiente pero hacía mucho que no salía con la bici y decidí salir a disfrutarlo y tomármelo con calma. Al final la salida fué más dura de lo que esperaba aunque las piernas respondieron bien y la buena compañía y el buen tiempo hicieron el resto. Al final casi tres horas de bici subiendo y bajando y otro día más sin descansar.

Pero la actividad estrella de esta larga semana consistía en una salida con el señor Luis hasta alcanzar el puerto de Piornal desde Jerte atravesando La Panera y volviendo por el mismo camino haciéndolo de la manera más vertical posible. Procuramos hacer el recorrido campo a través evitando, en la medida de lo posible, los caminos con el objetivo de endurecer las condiciones y adaptar el terreno lo más posible a lo que nos encontraremos este verano en Asturias. Hay que admitir que llegamos bastante limitados de fuerzas ya que, inicialmente, no contábamos con tantos kilómetros ni con que el recorrido resultase tan duro.


Salimos a las 7 de la mañana de Jerte tirando de frontal para intentar estar de vuelta lo antes posible (en principio nuestra idea era tardar unas 5 horas y volver para las cañas). Salimos bastante tranquilos pues sabíamos que la cosa iba para largo y que no iba a ser precisamente un paseo por la montaña. Hacía fresco y las hojas del Reboldo aún estaban húmedas de la niebla y la humedad de toda la semana. Poco a poco ascendimos, en primer lugar por pista y luego campo a través, hasta el Collado de Las Losas. Desde ahí bajamos totalmente rectos, campo a través, hasta el Refugio del Puente Sacristán. 


Empezó a clarear el día en el cielo nocturno y nos pusimos manos a la obra con la primera subida seria de la mañana: la subida desde el Refugio hasta La Panera. Esta subida también la realizamos alternando breves tramos de camino con rectos campo a través siguiendo los hitos. Durante el ascenso la claridad se fué haciendo más evidente y a la altura de Las Lanchas ya pudimos disfrutar del color del amanecer en lo alto de la sierra. No pudimos ver como el sol bañaba Jerte ya que poco a poco nos íbamos adentrando más en el corazón de la sierra y el sol comenzó a hacer aparición al terminar la dura subida y coronar la cima en La Panera.


Después de llanear un poco por lo alto de la sierra dimos vistas al valle de La Vera y pudimos disfrutar de una de las imágenes más espectaculares de la mañana al deleitarnos con un mar de nubes que cubría todo a nuestros pies y que brillaba bajo el sol recién salido. Aprovechamos para inmortalizar estas vistas desde lo alto de un enorme hito antes de continuar nuestro camino hacia una breve pero muy técnica bajada que nos llevaría hasta la majada donde pasó el verano el padre de Luis.


La bajada era muy vertical y, a pesar de no ser muy larga, comenzó a hacer mella en mis rodillas ya que no seguíamos ningún camino y contínuamente íbamos saltando y tropezando entre los carabones y los canchales. Al llegar abajo atravesamos una pequeña garganta y tomamos una pequeña subida que nos llevaba a la majada. Continuamos por una pista forestal durante un rato saltando algunas cancelas hasta llegar a una zona más llana donde atravesamos, de nuevo campo a través, hasta el puerto de Piornal. Llevábamos 4 horas y unos 18km por lo que decidimos darnos pronto la vuelta ya que empezába a estar claro que íbamos a tardar más de lo esperado.


El camino de vuelta comenzó de manera sencilla ya que los primeros tramos no tenían gran dificultad técnica ni desnivel aunque la pista si que se nos hizo más larga de lo normal. El sol empezaba a calentar bastante y parecía más un dia de verano que un 22 de diciembre. Yo debía estar pagando la larga semana de entrenamiento pues corría como un diesel a pesar de consumir como un gasolina (perdí la cuenta de la comida que llegué a comerme a lo largo de la mañana) y la rodilla ya empezaba a molestarme bastante durante las bajadas cuando tenía que frenar así que, en parte, estaba deseando comenzar la subida. Cruzamos la majada y la garganta y comenzamos a subir por la ladera.


La subida fué bastante exigente y las fuerzas ya iban bastante mermadas. Con paso lento pero firme y tirando más de bastón que de piernas nos pusimos en marcha. Ascendíamos despacio por la ladera. El calor hacía que la subida fuera más dura aún si cabe y aprovechamos para avanzar a través de los riscos que nos encontramos por el camino para practicar las trepadas que nos encontraremos en Asturias. Por fin llegamos a la cima después de una larga subida y alternamos tramos andando con trote suave para volver a coger fuerza en  las piernas mientras nos encaminábamos de nuevo hacia La Panera.


La bajada hacia el Refugio se me hizo muy larga ya que tenía que controlar mucho la pisada para mantener a salvo la rodilla y evitar daños mayores. Además tampoco podíamos demorar mucho la llegada por lo que no podíamos perder tiempo. Después de coger agua y enriquecerla con sales y después de comer algo nos pusimos a bajar con un ritmo no muy rápido pero constante, utilizando el camino en muy pocos tramos y optando, casi siempre, por la bajada vertical hacia la garganta.


Al fin llegamos al Refugio y aprovechamos para recuperar un poco las fuerzas antes de afrontar la última subida hacia el Collado de Las Losas ascendiendo también la mata totalmente en vertical hacia la cima. Para colmo uno de los bastones se me estropeó y tuve que realizar toda la ascensión utilizando sólo uno de ellos. Hacía mucho calor y sudaba abundantemente mientras escuchaba retumbar los latidos de mi corazón en el pecho a medida que ascendía con las piernas totalmente sin fuerzas y subiendo más con la cabeza que con ellas.


Al llegar arriba nos tomamos un pequeño descanso trotando suavemente mientras apuramos la poca agua que nos quedaba antes de afrontar la bajada. Poco después de dejar atrás el Collado de Las Losas, en el claro de castaños donde ya podemos ver Jerte esperándonos decidimos separamos ya que Luis tenía poca batería en el GPS y continuó el descenso en línea recta mientras yo seguí los senderos que me llevarían hasta la Fuente de las Latas y de ahí al puente donde Luis me esperaría.


Casi a las 3 de la tarde dimos por concluida la aventura después de algo más de 7 horas, 36 duros kilómetros y casi 2500 metros positivos. Al final fué más duro de lo que esperábamos aunque pudimos darnos por satisfechos. En Asturias tendremos que enfrentarnos al doble de distancia y más del doble de desnivel positivo. Aún quedan 6 meses para eso pero esto nos puede servir de toque de atención para ponernos las pilas.

El lunes, para estirar las piernas después de la paliza y para ir calmando la conciencia ante las comilonas de Nochebuena y Navidad aproveché para hacer una salida disfrutona con la bici junto a mi primo Pepino centrándonos más en bajar por los senderos del Reboldo que en las subidas que teníamos que realizar para llegar a estos. Semana completita y muy enriquecedora. Descanso merecido el día de Navidad y ahora a comenzar una nueva semana que hay que quemar los excesos de estos días antes de que lleguen los siguientes de Nochevieja. 

Felices fiestas a tod@s!!

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