lunes, 7 de enero de 2013

¿Qué has pedido a los reyes? Montaña y Nieve!!:


Después del atracón navideño toca pararse a recordar lo acontecido en estas últimas dos semanas en las que he ido bajando poco a poco el rendimiento en cuanto a intensidad y subiendo cada vez más el nivel de disfrute montañero que, al final, es lo que importa.


La semana posnavideña la arranqué con ganas, con la intención de mantener el volumen de entrenamientos que había alcanzado la semana anterior pero al final todo quedó en el intento y tuve que conformarme con unos 75km ya que las piernas no dieron para más la víspera de nochevieja y tuve que "castigarme" con dos días de descanso para recuperar. Después del atracón que supuso aquel entreno hasta el puerto de Piornal con Luis y de descansar un día entero comencé la semana con entrenos de ritmo bastante lento ya que las piernas tardaban bastante en arrancar debido al frio y al cansancio acumulado de la semana anterior.


Decidí que era momento de disfrutar de los entrenamientos y con esa máxima fui pasando la semana. La idea era mantener la distancia de 15-20km por salida, alternando rutas y direcciones para no aburrirme por hacer siempre lo mismo, saliendo unos días solo, otros días acompañado, unos días subía por Los Pilones hasta el Puente Carrascal, otros bajaba por el Puente Nuevo a Los Pilones, otro día engañé al Fery para subir hasta Los Escalerones y otro día aproveché para volver a enseñar el recorrido de la carrera con Javi y Jesús que aún no conocían el trazado completo. Pero llegó el día en que las piernas dijeron “basta” y parecía que la batería se les había agotado por completo obligandome a tomarme de descanso el día de Nochevieja y el de Año Nuevo. Aún así una semana bastante productiva y disfrutona.


El año nuevo me pilló en fase de recuperación y prioricé las sensaciones de disfrute montañero sobre los beneficios del volumen de entrenamiento. Ahora no se si fué una excusa de mi cuerpo para recuperarse en condiciones o simplemente la mente y los sentidos necesitaban darse un gustazo y olvidarse de kilómetros y desniveles acumulados. El día 2 de enero aprovechamos el buen tiempo que haría esta última semana de vacaciones para visitar la Laguna Grande de Gredos y disfrutar de la nieve. Fué una visita bastante “familiar” junto a mi padre, Juan Ramón y Dani, a ritmo muy tranquilo y con la única intención de disfrutar de un día de montaña. 


La climatología nos salió fabulosa, fresquito por la mañana (aunque sin frío) y un  cielo azul radiante con un sol bastante agradable a medida que avanzaba el día. Pudimos disfrutar de las maravillosas vistas del valle de la Laguna Grande cubierto por una fina capa de nieve que aún no se había congelado en la mayoría del trayecto y nos permitió disfrutar del camino. Por allí andaban los hermanos Cano intentando abrir una nueva vía en el Ameal de Pablo con los de tecnificación de la FEXME. Nosotros, con un espíritu más “excursionista” ese día, nos conformamos con comer algo en el refugio y volvernos para casa, eso sí, aprovechando las indicaciones de Juanjo para parar en Hoyos del Espino a comer una suculenta ración de oreja!


Durante el camino fuimos sacando mil fotos pues las vistas eran espectaculares y grabamos algunos vídeos a lo Kilian haciendo el tonto y corriendo por distintos tramos del sendero nevado, gozando del espléndido tiempo que nos hizo, del maravilloso paisaje y de la relajación que supone un día de montaña en buena compañía sin ningún otro objetivo que disfrutar al máximo de las vistas y las sensaciones.


Al día siguiente aún notaba las piernas algo cansadas y una leve molestia en la pierna derecha por un resbalón mientras grabábamos una bajada corriendo por el sendero así que me lo tomé de descanso (porque yo lo valgo). Ya por la tarde empecé a sentir una mezcla de mono y remordimientos por no haber salido a entrenar así que, sin apenas darle muchas vueltas al asunto decidí realizar, el sábado, la travesía de Candelario a Jerte. 


Me pareció un buen broche para cerrar las vacaciones de navidad después de que el mal tiempo frustrara nuestro anterior intento de unir las dos localidades. Se lo comenté a Fery por si se animaba pero trabajaba ese día así que empecé a plantearme hacerlo en solitario. La idea de hacerlo solo no tuvo mucha aceptación aunque yo estaba convencido de que no habría mucho problema ya que apenas se veía nieve en la sierra y climatológicamente el tiempo sería inmejorable (además de que conocía la zona). Por suerte, ya en el pueblo, me encontré con Jose, le comenté la idea y se animó a acompañarme así que me sacó las castañas del fuego y me permitió darme un gustazo para despedir las navidades.


El viernes salí a correr un par de horas, a ritmo muy tranquilo, con ganas de disfrutar del fresquito y de las vistas mientras pensaba en el recorrido que seguiríamos al día siguiente, las posibles dificultades, los tiempos y el equipo necesario. Esa tarde tocó preparar la mochila para el día siguiente y acostarse pronto para estar listo a las 6 menos cuarto. A las 7 de la mañana tomaríamos la salida de la Plaza del Humilladero de Candelario con dirección a Jerte. La mañana se presentó fresquita y, aunque había una buena helada, no hacía excesivo frio. 


Sin entretenernos demasiado, a las 7 en punto, comenzamos a ascender por las calles de Candelario. Para Jose era su primera vez corriendo en esa zona, la primera vez en correr con el frontal por la montaña y la primera vez en subir a la sierra del Calvitero y sus alrededores por lo que estaba claro que, al menos, los dos íbamos a disfrutar bastante de la experiencia. Al dejar atrás las calles y comenzar a ascender por los senderos y cortafuegos que nos llevarían a las plataformas podíamos disfrutar del brillo de la helada a la luz del frontal y del crujido del suelo congelado a nuestro paso. 


Pronto tuvimos que dejar de correr para continuar el ascenso andando a buen ritmo por los cortafuegos. Comenzó a amanecer cuando ya pisábamos nieve (más bien hielo ya que estaba totalmente congelada) al alcanzar la cuerda del Calvitero. Continuamos andando por la cuerda dejando atrás las zonas más congeladas y disfrutando ahora de una pisada más segura en las zonas cubiertas de nieve. La parte superior de ésta estaba congelada por las bajas temperaturas de las últimas noches lo que hacía que se hundiera bajo nuestro peso marcando la huella de nuestros pasos. 


Primera parada en el monolito de El Calvitero. He tenido que subir varias veces por la vertiente de Candelario para encontrarlo (por lo visto siempre me desviaba siguiendo los hitos hacia la izquierda y lo dejaba a un lado, además, siempre había subido con niebla). Unas fotos y primer “minirespostaje” antes de continuar. El sol ya salía por el horizonte y despertaba un día espléndido.


Continuamos nuestro camino hasta dar vistas al valle de las Lagunas del Trampal que estaba precioso bajo la nieve, con las lagunas completamente heladas y el sol brillando entre las cumbres de la cresta de La Ceja. Seguimos avanzando con cuidado pues el viento había limpiado el polvo de la nieve y volvíamos a trotar sobre grandes capas de hielo que nos dieron más de un susto. 


Poco después ascendimos hacia el Canchal de La Ceja intentando evitar las zonas de hielo y aprovechando al máximo las rocas que encontrábamos por el camino para no resbalar. Alcanzamos su cima cuando la nieve ya reflejaba con fuerza el sol radiante que nos saludaba en la zona más alta del recorrido. Al fondo un hermoso mar de nubes cubría el Valle de La Vera y podíamos ver a nuestro alrededor los valles del Trampal, del Ambroz, del Jerte y de La Vera, además de la dar vistas a las tres provincias: Cáceres, Ávila y Salamanca. El paisaje estaba completamente salpicado de nieve y las montañas adornaban el paisaje como un perfecto marco.


Trotamos hacia las Agujas de Hoyamoros con mucho cuidado durante las bajadas para evitar resbalones que, ahora, podrían ser fatales. Ibamos disfrutando de las vistas y de las magnificas formaciones rocosas que hay en esta zona de la sierra, del increíble paisaje del valle de Hoyamoros nevado y de lo pequeño que se siente uno al compararse con estas enormes moles de roca.


Después de ascender de nuevo y de dar vistas al Torreón llegamos al complicado Paso del Diablo que pudimos pasar gracias a que está equipado con una cadena de apoyo. Para Jose, evidentemente, era su primera vez y el hecho de que hubiera tanto hielo lo hacía más emocionante y peligroso. Descendimos con cuidado ayudados de la cadena intentando no pisar el hielo y por fin llegamos al Torreón, el punto central de nuestro recorrido.


Paramos un rato para sacar algunas fotos pues el paisaje era espectacular y no hacia nada de frio. Repusimos fuerzas y nos pusimos en marcha con el descenso hacia Jerte pues íbamos con algo de retraso con respecto a los planes iniciales. Ahora comenzaba la auténtica aventura pues los caminos de La Nijarra apenas están transitados y son difíciles de encontrar y seguir. Además, durante los primeros tramos de bajada desde la cuerda del Torreón hacia La Nijarra la capa de nieve era más espesa y nos hundiamos hasta la rodilla, lo cual no habría sido mucha molestia si no fuera porque la capa superior se había helado y al hundir las piernas nos cortaba como un cuchillo.


Con las piernas llenas de cortes y arañazos fuimos avanzando lentamente buscando siempre las zonas con la nieve menos profunda y evitando los carabones. Nos desviamos en exceso hacia la zona del Valle del Ambroz y, para poder volver hacia Majada Reina, tuvimos que atravesar un largo mar de carabones. A pesar de lo incómodo que resultó y de los contínuos arañazos fué mejor opción que atravesar la nieve helada y, poco después, estábamos trotando ladera abajo saltando entre los arroyos y buscando el camino hacia los Chozos de La Nijarra.


La idea era encontrar rápido el camino y seguirlo hasta los Chozos pero no había manera de dar con los hitos y terminamos haciendo gran parte del descenso campo a través, o más bien arroyos a través, saltando por los canchales, descendiendo riscos y trepando por los brezos hasta que por fin lo encontramos cuando ya dábamos vistas al chozo. Podríamos haber tardado bastante menos y haber hecho el camino más corto y cómodo si lo hubiéramos seguido desde La Nijarra pero así tuvo más emoción (excusas).


Poco después de pasar el chozo pudimos llamar a casa para avisar de que íbamos a tardar más de lo esperado ya que la mayor parte del recorrido la tuvimos que realizar andando debido al hielo, a la nieve congelada y a la dificultad por encontrar el camino de La Nijarra. Además mi rodilla llevaba unos días molestándome y no me permitía trotar a buen ritmo en las bajadas tan técnicas. 


Con unas preciosas vistas del valle cubierto por una pequeña capa de niebla/humo y con los cerros que forman la Garganta de Los Papúos a nuestra derecha continuamos la bajada siguiendo el camino hacia el Cerro de Las Gavias donde esta vez conseguí encontrar la trocha que nos llevaría hacia Los Chisteros y el Prado del Gasco. Allí nos encontramos con una pareja de Cabezuela con la que estuvimos charlando un rato y decidimos descender trotando por la pista del Palero hasta Jerte Natura. Como estaba cerrado saltamos la valla para atravesarlo y, por fin, alcanzamos la pista de Los Papúos por la que descenderíamos hasta Jerte.


Llegamos a la plaza de Jerte después de más de 7 horas y media de aventura montañera, con gran satisfacción por haber realizado por fin la travesía disfrutando, además, de un fabuloso día de montaña con un tiempo inmejorable y unas vistas increíbles. La única pega que podíamos encontrar era que apenas habíamos podido correr debido a lo malo que estaba el camino pero la experiencia mereció la pena con creces. Ahora tocaba recuperar fuerzas con una buena ducha y comer algo antes de volver a recoger el coche que habíamos dejado por la mañana en Candelario. 


Despedida de las vacaciones de navidad a lo grande con dos días de auténtica montaña y nieve que, aunque no hayan supuesto un gran entrenamiento en lo que a carrera se refiere sí que ayudan mucho para recuperarse mentalmente y volver a reencontrarse con la montaña de tú a tú y disfrutarla al máximo para guardar buenos recuerdos en la memoria ahora que hay que volver a la ciudad. Esta última semana ha sido un buen regalo de reyes.

  • Montaje con los videos que me grabó Dani durante la visita a la Laguna de Gredos:

No hay comentarios:

Publicar un comentario