miércoles, 29 de agosto de 2012

Salida nocturna por la Garganta de Los Infiernos:


El pasado sábado 25 de agosto, después de varias “calabazas” deportivas debidas al Día Joven de Jerte, decidí salir en solitario a estrenar mi nuevo frontal con una salida nocturna por la Garganta de Los Infiernos. El recorrido elegido es sencillo y conocido a la perfección para evitar cualquier problema que pudiera surgir debido a la escasa visibilidad. Conclusión obtenida: La gran cantidad de matices que afloran en la oscuridad y que no podemos disfrutar con la luz del día es un placer para la mente y los sentidos. El silencio de la noche roto tan sólo por los sonidos de la naturaleza, el murmullo del agua a su paso por Los Pilones, el canto de los grillos o el movimiento de las hojas de los árboles… El hecho de limitar el campo de visión al pequeño cerco de luz que tengo frente a mis pies potencia el resto de sentidos haciéndome gozar aún más de mi entorno. Considero esta actividad altamente recomendable debido al placer que proporciona aunque es muy importante tomar todas las precauciones posibles para evitar accidentes.

Foto: Angel Vicente Simón (www.fotografiaynaturaleza.com)

A las 22:00  horas, cuando la luz del sol ya había desaparecido por completo, me pongo en marcha calentando desde casa hasta el puente de Jerte. A partir de aquí enciendo el frontal y me centro en el pequeño haz de luz que ilumina mis pasos mientras asciendo por Los Sotos hacia el camino de los Tres Cerros. Durante esta primera ascensión voy concentrado en acostumbrar mis ojos a la oscuridad para visualizar correctamente los obstáculos y, sin sudar demasiado, recorro los senderos del Reboldo hasta llegar a la pista de los Tres Cerros. Bajo un tramo de unos 500m de pista para adentrarme en el atajo que me llevará hasta el mirador del Chorrero de La Virgen y, mediante una pequeña bajada, llego al sendero que une Las Merinas con la calzada de Los Pilones. Desde aquí puedo ver, en lo alto del reboldo, las llamas de un pequeño incendio. Intento llamar a emergencias por teléfono pero es imposible, no hay cobertura. Decido continuar con el entrenamiento y mirar el móvil de vez en cuando para llamar en cuanto me sea posible. Vaya veranito de incendios...

Foto: Angel Vicente Simón (www.fotografiaynaturaleza.com)

Llego a Los Pilones y continúo por el sendero que los une con el refugio. El fuego sigue brillando en lo alto e intento aligerar el paso para llegar cuanto antes a algún lugar con cobertura. Mis ojos parecen haberse acostumbrado a la reducida visión nocturna y puedo correr más rápido sin temor a tropezarme. He cogido confianza, olvido mis miedos para sentirme libre y centrarme en el resto de mis sentidos. A lo largo del sendero disfruto con el sonido del aire, el frescor de la noche, el sonido del agua y los grillos y el murmullo de las hojas de los árboles a mi paso. Paro en la fuente para beber un poco y continúo con la carrera. De fondo me parece escuchar el sonido de algún camión subiendo por las pistas. Supongo que puedan ser los bomberos. 

Foto: Daniel García (www.gardan.es)

Finalmente veo el refugio. Hay bastante luz. Parece que alguien estuviera pasando la noche allí (más tarde queda confirmado). En principio iba a bajar por el refugio para coger la pista hasta el Collado de Las Losas (ya había informado a mi hermano del recorrido por si ocurría algún desagradable incidente durante el entrenamiento) pero estoy disfrutando tanto y me siento tan bien que decido cruzar la Garganta Chica y subir por el pequeño y empinado sendero hasta el Puente Nuevo. Al otro lado de la garganta veo unas luces que me buscan en la oscuridad. La cruzo y me paro para hablar con tres chicos que han subido a dar aviso a los bomberos a algún lugar con cobertura. Me comunican que el fuego ya está prácticamente extinguido. Cruzamos unas cuantas palabras más y continúo mi camino.

Foto: Angel Vicente Simón (www.fotografiaynaturaleza.com)

El sendero parece menos empinado de noche pero también más peligroso y decido concentrarme de nuevo en mantener mis pies bien apoyados en el suelo. Poco a poco voy ascendiendo, cruzo el arroyo y salto por las rocas hasta comenzar el pequeño descenso con vistas a la garganta que me llevará hasta el Puente Nuevo. Este es un tramo bastante técnico y, a pesar de la confianza y comodidad que siento con la visibilidad nocturna, y que me hace ir bastante más rápido de lo que pensaba, procuro concentrarme más aún para evitar algún tropiezo. Después de una pequeña pero dura subida y un corto tramo de calzada llego al Puente Nuevo. Recupero un poco el aliento disfrutando de las vistas y sonidos que la noche me ofrece y me pongo en marcha de nuevo.

Foto: Angel Vicente Simón (www.fotografiaynaturaleza.com)

La subida por la estrecha calzada a la luz del frontal es una gozada. Concentrado en el placer que siento mis piernas no se cansan y subo bastante rápido deleitándome con las sensaciones que provocan las vistas y sonidos de mi alrededor. Cuando llego a la pista de arriba decido bajar hacia el sendero de La Venta, por donde discurrió la II Carrera por montaña Garganta de Los Infiernos, para evitar encontrarme con los perros de Alfonso. También me sirve de excusa para alargar un poco más el recorrido por una zona más disfrutona y técnica. A lo lejos veo las luces de la gente que ha subido a apagar el fuego. Aún huele a humo pero ya no se ven llamas, es un alivio. Continúo por el sendero esquivando los robles que atraviesan el camino hasta llegar a la pista y subo por ella hasta alcanzar el Collado de Las Losas donde me adentro en el tramo de bajada de la Ruta de Carlos V.

Foto: Daniel García (www.gardan.es)

Esta bajada es muy divertida y, si ya es espectacular de día, a la luz del frontal es aún más atractiva. Bajo todo lo deprisa que mis piernas y la visibilidad me permiten. Me concentro en dar bien las zancadas para evitar tropiezos y de nuevo me siento feliz en la noche. Me siento libre y ajeno a todo lo demás mientras disfruto de la bajada. No hay problemas, ni miedos, ni crisis... sólo placer. Los tramos de sendero que recorren el Reboldo me llevan lejos en mis pensamientos hasta que llego a la zona de pista forestal. En este tramo el disfrute es menor y parece más artificial, pero la noche le da ese toque mágico que hace que siga corriendo con una sonrisa en la boca. 

Foto: Angel Vicente Simón (www.fotografiaynaturaleza.com)

Por último llego a Las Pedrizas, el hecho de pisar una pista más transitada y lisa me hace volver a la realidad. Apenas 3 kilómetros me separan del fin de la aventura. Mis piernas aún no están cansadas y me apetece seguir perdiéndome en la noche disfrutando de todas estas sensaciones pero es momento de volver a casa y, con velocidad de crucero, pongo el piloto automático hasta llegar de nuevo al puente con mi mente ocupada en el recuerdo de las sensaciones que he vivido esta noche. Es la segunda vez que salgo a correr de noche y la primera vez que lo hago solo. Si algo tengo claro después de esta salida es que no tardaré en repetirlo. Las sensaciones de placer y los sentimientos de libertad se multiplican en la noche y compensan de sobra la falta de visibilidad o la posibilidad de algún pequeño accidente (que también ocurren de dia).

Foto: Daniel García (www.gardan.es)

Debido a la inexistencia de fotos de esta salida he decidido adornar la entrada con imágenes nocturnas de los alrrededores del recorrido tomadas por unos amigos: Tente y Dani. Estas imágenes están protegidas bajo licencia CreativeCommons. Os invito a visitar sus páginas web: (Dani: www.gardan.es ; Tente: www.fotografiaynaturaleza.com ).
  • Enlace al track de la ruta: TRACK

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